martes, 6 de mayo de 2008

A propósito de la intervención de un congresista de pacotilla

CUANDO LA IGNORANCIA ES MUCHO MÁS QUE ESO
Por Julio Yovera B


El Congreso de nuestra República cobija a criaturas que tienen como único don una ignorancia monumental. Cuanto vemos y oímos nos ratifica que el fujimontesinismo ha decidido hacer de ese lugar su cueva y su parapeto.

Un señor que apellida Rafo, fujimontesinista hasta más adentro de su pellejo, intenta debatir de manera moderada pero rápidamente es traicionado por el ritmo de sus neuronas, entonces grita, y creyendo que desmoraliza al oponente, una persona a quien probablemente alguna vez militó en la izquierda, cree ofenderlo. Con la postura de un burdo presentador de circo de carpa pobre, le dice “usted que tiene un alias....”.

El infeliz cree que es como enrostrarle públicamente que tiene sida.
Los seudónimos son parte de la cultura política revolucionaria y del protagonismo artístico, genial a veces. Se usaron como una forma de salvaguardar la integridad de los líderes y son más viejos que el origen de las organizaciones comunistas, que como sabemos datan del siglo XIX, mucho antes que Marx publicara “El Manifiesto Comunista”.

Lo usaron los movimientos antiesclavistas, “Espartaco”, por ejemplo, llegó a ser un nombre de lucha que le producía un incontrolable temblor al poder imperial.
¿Cuál fue el nombre y apellido verdadero de Cristo? Nombres usó varios: Jesús, El Galileo, El Nazareno. Seguramente para el orden romano también fueron alias pero con esos nombres pasó la historia.
¿El ignorante congresista conocerá algo de la historia de la revolución francesa? ¿Sabrá cuáles eran los apellidos de Dantón, Marat y Roberpierre? Pero eso es hacerle difícil el asunto; ni su mente ni su cultura dan para tanto.

¿Sabe el ignorante congresista cuál fue el nombre de Pablo Neruda? Bueno, él no es literato. No está obligado a saberlo.
¿Sabe que Tupac Amaru II no fue nombre de pila? ¿Sabe, en fin, cuál fue la identidad del Solitario de Sayán?

Me temo que el supino ignorante no conoce nada de la vida de personajes, excepto la de su papá político, un delincuente de siete suelas.

Hay nombres que de ninguna manera son “alias” sino seudónimos, que en ocasiones coincidían con el nombre es otra cosa.

En las próximas luchas, absolutamente legítimas que ya anuncian los gremios y los pueblos, ya sabemos que el APRA y la mafia pretenderán desprestigiarlas aduciendo que son conducidas por gente que tiene alias.

Ya sabemos que este es un ardid y que la ignorancia de este congresista y muchos más está al servicio de la corrupción de ayer y de ahora.

Los pueblos, los trabajadores y sus líderes, no tienen por qué ceder a los chantajes.

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