domingo, 23 de diciembre de 2007

jueves, 20 de diciembre de 2007

EXITOSO XXV CONGRESO NACIONAL ORDINARIO DE LA FEP EN HUANCAYO

ESTUDIANTE AREQUIPEÑO ES EL NUEVO PRESIDENTE

La Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP), ubicada en la incontrastable ciudad de Huancayo, fue sede del XXV Congreso Nacional Ordinario de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP), donde durante los días 07, 08 y 09 de diciembre se demostró una vez más, que por encima de las diferencias, se encuentran el espíritu unitario de los estudiantes peruanos y su fe inquebrantable en el máximo gremio estudiantil nacional. La Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional del Centro del Perú (FEUNCP), fue la responsable de organizar este evento y de encabezar la vistosa movilización que se desarrolló previo a la inauguración.

Con el lema “Unidad para luchar, unidad para vencer” y la participación alegre y combativa de más de 600 delegados de 30 universidades estatales y varias privadas, así como de 20 institutos pedagógicos y tecnológicos, y diversos colegios secundarios venidos de todo el país, le dijimos al demagogo gobierno de turno: ¡aquí estamos para defender el derecho a estudiar y la dignidad de nuestro pueblo!, y aquí estamos para debatir acerca de los principales problemas de la educación peruana y levantar nuestras banderas por una educación gratuita, científica, y de calidad para todos y todas.

Las banderolas de nuestra gloriosa e histórica FEP, de sus federaciones y de todos sus gremios bases, flamearon incansablemente, inspirando rebeldía, tanto en la inauguración, como en los diferentes talleres y plenarias, y flamearon más alegres todavía porque también contamos con la participación de importantes representaciones nacionales e internacionales, entre ellos los representantes del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP), de la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), la representante de la “Coordinadora por los Derechos Humanos” y familiar de los Mártires de la Cantuta, representantes estudiantiles de otros países de nuestra América Latina como la importante Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE) y la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU), que ratificaron que las fronteras no existen cuando de hermandad y solidaridad estudiantiles se trata. Durante la inauguración también estuvo presente la riqueza cultural del Perú profundo, que emocionó a cuanto estudiante se encontró presente en este recinto.

La convocatoria al congreso superó las expectativas de muchos y por ende hubieron acalorados debates, sin embargo con todas las diferencias primó un ambiente de unidad, porque todos los estudiantes del Perú hemos entendido que éste es el único camino hacia la victoria. Este congreso significa un gran avance para el fortalecimiento de la FEP, sin embargo somos concientes que hay que trabajar mucho entendiendo que el gobierno del APRA es el más grande interesado en dividir y sembrar confusión y para eso tiene a los medios de comunicación y a sus agentes a la orden del día, no le hagamos el juego, cerremos filas y luchemos firmemente.



Los estudiantes peruanos hemos entendido que los diagnósticos son importantes, siempre y cuando vayan acompañados de la acción, por ello quisimos priorizar las tareas urgentes y tomamos nuestros acuerdos, destacando los siguientes:

· La convocatoria a un Congreso Extraordinario para abril del año 2008 y teniendo como sede la Universidad Nacional de Cajamarca, donde se debatirá la Ley Universitaria.

· Del mismo modo, para el mes de mayo del 2008, se hace un llamado a las bases de todo el país a una movilización nacional en defensa de la educación pública y exigiendo mayor presupuesto y participación real de los estudiantes en la elaboración de las nuevas leyes (universitaria y de institutos).

· Condenar al gobierno actual por el maltrato y abandono en el que ha sumido a la educación pública y por consiguiente a los estudiantes de todo el país y de todos los niveles, exigimos solución inmediata a la huelga de docentes y trabajadores universitarios.

· Repudiar la campaña gubernamental que pretende identificar a las universidades públicas como centros de terrorismo, desmentimos tales acusaciones y a la vez deslindamos con este tipo de prácticas vengan de donde vengan.

· Exigir cadena perpetua para los asesinos Fujimori y Montesinos, responsables directos de los crímenes de Cantuta y Barrios Altos.

· Solidarizarnos con los estudiantes y pueblos del mundo que viven represiones brutales y que la mayoría de éstas son auspiciadas por el imperialismo norteamericano.

· Defender el medio ambiente y condenar al imperialismo norteamericano por ser el principal contaminador del planeta.

· Comprometernos plenamente con los acuerdos de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE), aprobados en su último Congreso en Quito - Ecuador.

Como desarrollo del penúltimo punto de agenda del congreso, los delegados eligieron a la nueva Junta Directiva Nacional, la misma que está encabezada por su presidente, el estudiante arequipeño, Michael Gamez Begazo, proveniente de la rebelde Universidad Nacional “San Agustín” (UNSA), quien reemplaza al Compañero, Segundo Mendoza Díaz.

Al culminar el cónclave y después de presentar sus respectivas mociones, los estudiantes de todo el país, confirmaron su adhesión a la lucha por transformar a la sociedad peruana y su aporte a la creación de un sistema educativo acorde con la realidad actual y las aspiraciones del pueblo peruano; mientras tanto el nuevo y joven presidente se comprometió a ejercer su cargo con dignidad y consecuencia.

Huancayo, diciembre del 2007
Atte.
Departamento de comunicaciones de la FEP
comunicacionesfep@hotmail.com

Comunicado de las FARC

Texto íntegro del comunicado difundido por la guerrilla este martes 18 de diciembre


1. Álvaro Uribe fracaso en su intento por manipular al presidente Chávez y a la senadora Piedad Córdoba. De nuevo mostró su verdadero rostro como enemigo que es del acuerdo humanitario y de la paz concertada.

2. La indignante anulación de la gestión facilitadora fue un acto de barbarie diplomática contra el legítimo jefe de un estado hermano y contra el pueblo venezolano, solidarios con la solicitud hecha desde Bogotá. Con ese vergonzoso portazo se sentó un pésimo precedente, pues también lo recibieron el presidente Sarkozy, los presidentes latinoamericanos solidarios con la tarea facilitadora, otros gobiernos siempre diligentes para asuntos humanitarios, el movimiento de países no alineados, los pueblos de Francia, estados unidos, Latinoamérica entera y, especialmente, los esperanzados familiares de los prisioneros de guerra de las dos partes que presentían más cerca el final de sus angustias.

3. Este gobierno que se refiere a las FARC como si es tuviese ganando la guerra, con fantásticos discursos dirigidos a las élites empresariales del mundo, no engaña a los 30 millones de colombianos pobres ni a las pauperizadas capas medias víctimas de la diaria violencia económica, social y militar del estado. Mucho menos pudo ocultarle al mundo con el mendaz comunicado que canceló la facilitación, la intensa confrontación armada de profundas raíces político - sociales que vive Colombia, ni la ilegitimidad del régimen cuyo presidente y buena parte de sus congresistas, alcaldes y gobernadores fueron elegidos gracias a la directa gestión política, financiera y armada del terrorismo narco paramilitar.

4. Acobardado para negar con franqueza cualquier posibilidad de acuerdos humanitarios, confundido para precisar si las FARC son terroristas o una fuerza política-militar, beligerante, con la que está dispuesto a dialogar y llegar a acuerdos, el presidente Uribe sin ninguna seriedad, cambia radicalmente sus opiniones cada fin de semana e improvisa inaceptables propuestas como la actual para que realicemos diálogos con el mentiroso comisionado Restrepo, en inhóspitos, remotos y clandestinos lugares, con plazo de 30 días, mientras que nos llena de improperios, amenaza con más operativos, ratifica su orden de rescate militar y ofrece dólares a los combatientes de las FARC para que traicionen sus ideales. Definitivamente a este gobierno le falta realismo y grandeza para hablar con la insurgencia fariana.

5. Reafirmamos la necesidad de despejar Florida y Pradera por 45 días para concretar un acuerdo humanitario, mantenemos nuestra decisión por realizarlo y por avanzar en la solución política del conflicto social y armado como resultado de un proceso rodeado de plenas garantías por parte del estado, buscando no la recomposición del actual régimen paramilitarizado, corrupto y arrodillado ante el imperio, sino la construcción de uno nuevo, transparente, verdaderamente democrático y soberano como lo exponemos en el manifiesto fariano y en la plataforma bolivariana.

6. Agradecemos al presidente Hugo Chávez su dedicación, colosal esfuerzo como facilitador, incuestionable buena fe en esta jornada humanitaria, su solidaridad con la causa pacífica de nuestro pueblo y el tiempo invertido a pesar de sus grandes responsabilidades como primer mandatario de la hermana república bolivariana de Venezuela. La historia le rendirá el merecido reconocimiento a su gestión humanitaria.

7. Ante la infamia uribista y como desagravio al presidente Chávez, a la senadora Piedad Córdoba y a los familiares de los prisioneros, aceptamos su llamado a liberar a la doctora Clara Rojas, a su pequeño Emmanuel y a la doctora Consuelo Gonzales de Perdomo como muestra incuestionable de la esperanza que habíamos depositado en su papel facilitador. Ellas y Emmanuel deberán ser recibidas por el presidente Chávez o por quien él designe, en circunstancias tales que se evite bajezas uribistas como las sucedidas con las " pruebas de vida". La orden para liberarlas en Colombia, ya ha sido impartida.

Secretariado del estado mayor central.
FARC - EP

Diciembre 9 del 2007.

sábado, 15 de diciembre de 2007

TLC: SE CONSUMA EL ENTREGUISMO

Por: Manuel Guerra
Haciendo gala de su mentalidad de cipayos, los connotados representantes de la derecha peruana celebran jubilosos la aprobación del TLC por el senado norteamericano. En el colmo de su servilismo hacen ver como un gran triunfo la alta votación obtenida (77 votos a favor y 18 en contra); a su decir, un resultado sin precedentes en la votación de acuerdos comerciales, superior a la que en su momento se dieron en los tratados con Chile, México o Centroamérica y República Dominicana. Lo que en realidad demuestra esta votación es que los norteamericanos consiguieron con el Perú mayores ventajas que con los otros países, puesto que los “negociadores” peruanos se allanaron sin reservas a las condiciones impuestas por el imperio.

En la fase previa de “negociaciones” la derecha puso en marcha una ofensiva mediática para allanar las reticencias de la población peruana que mayoritariamente se pronunciaba en contra de la firma del tratado. Montándose en este descontento el candidato Alan García ofreció en su campaña que de llegar a la presidencia revisaría línea por línea los términos del acuerdo que se cocinaba en el mayor de los secretos. Ya sabemos de las virtudes camaleónicas del Presidente que una vez al frente del gobierno dedicó todos sus esfuerzos a culminar el camino iniciado por su predecesor. Lo cierto es que en una batalla desigual la derecha logró ganarse a importantes sectores de la opinión pública e impedir el fortalecimiento de una corriente capaz de oponerse a sus afanes entreguistas.

La derecha pretende convencernos que estamos a las puertas del paraíso. Señalan que este tratado está pensado, más que en el beneficio de los empresarios, en el bienestar de los peruanos más humildes. Y para que no queden dudas afirman que ahora podremos comprar automóviles, electrodomésticos, alimentos y todo tipo de productos elaborados en Estados Unidos a precios más baratos, pues ya no habrán barreras arancelarias que las encarezcan. Y si les preguntamos qué pasará con la industria y el agro nacionales, sacan la receta mágica: tienen que volverse más competitivos.

Lo que no dicen es que los norteamericanos sí protegen a su industria y subvencionan a su agricultura y que junto al adelanto tecnológico con que cuentan jamás vamos a competir con ellos en condiciones ventajosas, por lo que no se necesita ser un adivino para advertir el colapso del aparato productivo nacional, a estas alturas severamente dañado como consecuencia de las recetas neoliberales.

Para no hablar de las patentes, que legitima la piratería de los grandes laboratorios sobre nuestros productos, del encarecimiento de las medicinas, de la pérdida de soberanía nacional al permitir que sean organismos supranacionales, y no la legislación peruana, los que intervengan y decidan en casos de litigios con las grandes empresas que operan en el país. Todo esto y muchos otros cuestionamientos se hicieron en su momento, exigiendo transparencia e información oportuna a la población.

Pero nada de esto le interesa a unas clases dominantes que a lo largo de la historia republicana se mostraron incapaces de desarrollar la industria nacional, el mercado interno, unificar al país, preservar su soberanía. Porque siempre asumieron el papel de intermediarias del capital extranjero, cauteladoras de sus intereses y asumieron sin reservas la condición de reducir al Perú en un país primarioexportador, cuyos recursos naturales se saquean sin descanso por parte de las grandes potencias imperialistas.

El TLC con EE.UU. no es más que un eslabón de la cadena del entreguismo que han hecho gala las clases dominantes y que condena a nuestro país al atraso permanente. Está en juego el futuro del país como nación soberana e independiente y el bienestar de las generaciones venideras. Por ello resulta más urgente que nunca construir la alternativa popular que descanse en la más amplia unidad de los diversos sectores sociales y políticos que aspiran al cambio y que sea capaz de asumir las riendas del gobierno y abrir un nuevo curso para el país.
10 Razones para no firmar el TLC

1. SE REALIZA SIN LA PARTICIPACIÓN DE LA POBLACIÓN.Los ciudadanos peruanos se han visto excluidos de las negociaciones, incluyendo aquellos directamente afectados (indígenas, campesinos, industriales, pacientes, artistas). El gobierno ha rehusado someter a referéndum un tratado que generaría grandes perjuicios a los ciudadanos, vulnerando el derecho de los peruanos y peruanas a decidir sobre su propio destino.

2. PONE EN RIESGO AL AGRO NACIONAL:Estados Unidos pretende que ingresen al Perú productos como maíz, cebada, trigo, aceites, arroz y algodón, a precios artificialmente bajos por los millonarios subsidios que reciben. Millones de campesinos peruanos se verán afectados, desde los algodoneros de Ica hasta los arroceros del norte y la selva, mientras siguen manteniéndose las barreras arancelarias y fitosanitarias para los productos peruanos en Estados Unidos.
3. PELIGRA LA SALUD DE LOS PERUANOS:Los acuerdos de protección de patentes limitan el acceso a los medicamentos genéricos, haciendo que los medicamentos lleguen a costar el doble.Millones de personas simplemente se verán en peligro de muerte al no poder contar con medicinas accesibles.

4. PONE EN RIESGO NUESTRA BIODIVERSIDAD:Los EE.UU. se niegan a reconocer nuestros conocimientos tradicionales y derechos soberanos sobre nuestra biodiversidad, e insisten en el patentamiento de plantas y animales con alguna variación genética, dejando abiertas las puertas para una bio-piratería a gran escala de la riqueza biogenética de la región andino-amazónica.5. LIMITA LA SOBERANÍA DEL ESTADO:EE.UU. impone una cláusula que limita la posibilidad de aplicar políticas públicas a favor del desarrollo nacional si las empresas de Estados Unidos consideran que afectará su expectativa de ganancia.

6. AFECTA EL SISTEMA DE JUSTICIA:El Estado peruano podrá ser demandado por empresas estadounidenses en tribunales arbitrales internacionales, los cuales eluden el sistema de justicia nacional. Toda medida sobre medio ambiente, zonificación u otras regulaciones puede ser impugnada en dichos tribunales, que privilegian los intereses comerciales sobre los derechos de los ciudadanos.

7. HERIRÍA DE MUERTE LA INDUSTRIA NACIONAL:Prohíbe dictar cualquier medida promocional a sectores desprotegidos como proyectos de transformación a cargo de empresas familiares, organizaciones de mujeres, grupos de jóvenes, discapacitados, etc.
8. PONE EN RIESGO LA CULTURA:Al impedir al gobierno peruano que desarrolle las políticas de fomento cultural, como la Ley del Libro, del artista y otras leyes pendientes, mientras que no habrá mayor restricción para la producción cinematográfica o televisiva de los Estados Unidos.
9. TRABA LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN REGIONAL:Este TLC colisiona con otros esfuerzos de integración o de inserción internacional de la región. Vulnera la normativa comunitaria andina, generando una crisis extrema y saboteando los esfuerzos de construcción de una Comunidad Sudamericana de Naciones.

10. SERÍA FIRMADO POR UN GOBIERNO SIN RESPALDO POPULAR:El gobierno y el Congreso tienen un porcentaje mínimo de aprobación y ninguna legitimidad por lo que sería mucho mejor esperar a que las negociaciones sean realizadas por un gobierno que represente efectivamente los intereses de los peruanos.Éstas, entre muchas otras, son condiciones inaceptables. El apuro con el que el gobierno pretende firmar el TLC a cualquier costo, debe ser rechazado y tiene carácter antidemocrático. No se puede negociar de espaldas al país y a costa de los más pobres. En estas condiciones no podemos aceptar.

domingo, 2 de diciembre de 2007

¿Reaparece Sendero Luminoso?

EL SENDERISMO FUNCIONAL A LA DERECHA
Por Manuel Guerra


De pronto el alicaído Luis Alva, Ministro del Interior, navega en la cresta de la popularidad; convertido casi en héroe, aparece en los noticieros estelares y en las primeras planas de los diarios mostrando a la columna senderista derrotada y hecha prisionera en Aucayacu, junto al cadáver del “camarada JL”, sindicado como el número dos del aparato terrorista en el Huallaga.

Y esto sucede no solo cuando se alzan voces pidiendo la cabeza del Ministro debido a su inoperancia, sino también en el momento preciso para darle la razón a la propuesta de Alan García de dar a conocer los nombres de los presos que purgaron penas por terrorismo y que han sido liberados, pues da la casualidad que entre los detenidos en Aucayacu hay varios con antecedentes de ese tipo.

Pasa esto cuando todos critican al gobierno de no tener una estrategia antisubversiva coherente; cuando los fujimoristas salen a decir que solo ellos podían derrotar al terrorismo; cuando Alan García asume la defensa de los Wolfenson; cuando se evidencia el manejo del Ejecutivo para favorecer al reo Fujimori, lo que algunos interpretan como consecuencia de un chantaje; cuando el señor Presidente se embarca en una ofensiva para justificar y defender la concepción de desarrollo primario exportador y de subordinación al capital extranjero, que la derecha ha asumido a lo largo de la república.

Pero también cuando los sondeos de opinión dan cuenta del rechazo abrumador a la gestión del actual gobierno, cuando la población iqueña realiza un paro en protesta a la forma ineficiente con que se maneja la reconstrucción, cuando las poblaciones de la selva preparan nuevas medidas de lucha, en tanto el problema de los docentes universitarios continúa irresuelto y la CGTP anuncia preparativos hacia un paro nacional.

Sin duda Sendero se ha convertido en una organización funcional a los planes de la derecha, útil para levantarlo como amenaza y justificar medidas autoritarias, para distraer a la opinión pública, pero también para usarlo como elemento divisionista del movimiento popular. Fresco está el recuerdo cuando doña Meche Cabanillas llevó del brazo a Robert Huaynalaya y lo alojó en la Casa del Pueblo en plena huelga magisterial, mientras el aparato mediático de la derecha lo levantaba, alentando sus maniobras corrosivas.

Ciertamente Sendero ha sido derrotado y en el presente no representa una amenaza real, pero la derecha lo necesita, pues encaja perfectamente con sus planes. Lo necesita controlado, infiltrado, dispuesto a cumplir el trabajo sucio de difundir mentiras y calumnias contra los líderes de la izquierda, promover el divisionismo del movimiento social y realizar acciones desquiciadas para que personajes como Alan García y Alva Castro salgan del pantano del descrédito.

La derecha sabe que una verdadera amenaza a sus intereses proviene de la posibilidad que la izquierda y el movimiento social se articulen en una alternativa a los problemas del país. Necesita impedirlo a toda costa, y en su estrategia para derrotar a las fuerzas del cambio, que incluye campañas de desprestigio, pero también el uso de la represión, Sendero le cae como anillo al dedo. Ya veremos que cuanto más se agudizan las contradicciones de clase, los grandes titiriteros moverán una y otra vez a las marionetas senderistas. Tan útiles se han vuelto, que de no existir, seguramente la derecha los inventaría.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Movimiento Nueva Izquierda - Región Piura

“Una Nueva Izquierda para un Nuevo Perú”.
Invitación


El Movimiento Nueva Izquierda de Piura (MNI PIURA) invita a la militancia y publico en general a participar en las siguientes actividades político-culturales:

DOMINGO 02 de Diciembre 2007. Ciudad de Piura 09 a.m.

a) Inauguración del local del MNI PIURA

b) Conferencia “Gran unidad para el gran cambio” – 11am
Expositor: Alberto Moreno Rojas
Presidente del Comité Directivo Nacional del MNI
Dirección: Jirón Cuzco 1174 – Interior 3 – Piura.(Local del MNI)
Altura de la esquina Av. Bolognesi con jirón Cuzco.



Prof. Teodoro Alvarado Saguma
Movimiento Nueva Izquierda
Región Piura

domingo, 25 de noviembre de 2007

EL ARTÍCULO DE ALAN GARCÍA (II)

Por Rolando Breña Pantoja


La publicación del “Artículo”es un hecho positivo, pues puede “visualizarse” el rumbo de la coalición gubernativa para los próximos años. Es una contribución a la necesaria lucha de ideas, a la confrontación ideológica y programática, hoy ausente en el debate político, enfrascado en asuntos menudos o de escándalo.

No importa que García lo plantee no necesariamente como acto deliberado de invitación al debate, sino más bien obligado por las circunstancias de descontento o desconcierto social, de la falta de respuesta orgánica a nivel del gobierno y del APRA. Como una especie de autodefensa y autojustificación. Buscando homogeneizar los componentes sociales y políticos que sustentan el régimen. Poner orden y pasar a la ofensiva global. Esperemos la palabra de quienes se interesan por el Perú y sus problemas.

A manera de adelanto, planteamos algunas tesis provisionales:

1.-Es una declaración de principios.
Ratifica o declara su militancia en el pensamiento neoliberal. Asoman con suficiente nitidez concepciones neoliberales con respecto del Estado, del desarrollo, del poder absoluto del mercado. El pragmatismo filosófico aparece como el hilo conductor y dispensador de valores. Es una especie de matrimonio con la “Constitución” fujimorista y divorcio de la de 1979.

2.-Es un programa político.
Recordando los tiempos de la “división internacional del trabajo”, seremos un país productor y exportador de materia prima. “Hay que poner en valor nuestros recursos”, se nos dice, para venderlos al exterior como materia prima. Nada de construcción de un aparato productivo nacional. Nada de política industrial o agraria de transformación. Nada de educación, ciencia, tecnología para el desarrollo interno. Desarrollo desde fuera y para afuera. De inversión extranjera como factor exclusivo y excluyente del desarrollo, con ausencia de nuestras propias fuerzas y nuestros propios capitales. Se refuerzan nuestra dependencia y vulnerabilidad respecto de la economía internacional, del cual no seremos parte sino apéndice.

3.-Es una declaración de guerra.
No se encuentra ningún llamado para trabajar juntos, para coincidir. Menos llamados al diálogo o a la discusión. Se da a entender que ya nada es discutible, que todo está dicho, que el camino ya está trazado y todos deben avenirse, de buena o mala gana. Por eso descalifica como “ideología superada” o “perro del hortelano” a quienes podrían no concordar con sus ideas, con el gobierno.Lo que quieren muchos peruanos que no comen, no es otros no coman, sino que comamos todos. Que no coman unos pocos, que coman todos, incluido los perritos, por cierto. Esperamos no sean intemperancia ni absolutismo que se reflejen luego en la escena política. Lo tomamos y lo aceptamos como una declaratoria de guerra para la lucha de ideas, para confrontar opciones y programas

viernes, 23 de noviembre de 2007

CONTRA EL LIBERALISMO

Mao Tse-tung
7 de septiembre de 1937
Estamos por la lucha ideológica activa, pues ella es el arma con que se logra la unidad interna del Partido y demás colectividades revolucionarias en beneficio del combate. Todos los comunistas y revolucionarios deben empuñar esta arma.

Pero el liberalismo rechaza la lucha ideológica y propugna una paz sin principios, dando origen a un estilo decadente y vulgar, que conduce a la degeneración política a algunas organizaciones y miembros del Partido y demás colectividades revolucionarias.

El liberalismo se manifiesta en diferentes formas:
A sabiendas de que una persona está en un error, no sostener una discusión de principio con ella y dejar pasar las cosas para preservar la paz y la amistad, porque se trata de un conocido, paisano, condiscípulo, amigo íntimo, ser querido, viejo colega o viejo subordinado. O bien buscando mantenerse en buenos términos con esa persona, rozar apenas! el asunto en lugar de ir hasta el fondo. Así, tanto la colectividad como el individuo resultan perjudicados. Este es el primer tipo de liberalismo.

Hacer críticas irresponsables en privado en vez de plantear activamente sugerencias a la organización. No decir nada a los demás en su presencia, sino andar con chismes a sus espaldas; o callarse en las reuniones, pero murmurar después. No considerar para nada los principios de la vida colectiva, sino dejarse llevar por las inclinaciones personales. Este es el segundo tipo.

Dejar pasar cuanto no le afecte a uno personalmente; decir lo menos posible aunque se tenga perfecta conciencia de que algo es incorrecto; ser hábil en mantenerse a cubierto y preocuparse únicamente de evitar reproches. Este es el tercer tipo.

Desobedecer las órdenes y colocar las opiniones personales en primer lugar; exigir consideraciones especiales de la organización, pero rechazar su disciplina. Este es el cuarto tipo.
Entregarse a ataques personales, armar líos, desahogar rencores personales o buscar venganza, en vez de debatir los puntos de vista erróneos y luchar contra ellos en bien de la unidad, el progreso y el buen cumplimiento del trabajo. Este es el quinto tipo. Escuchar opiniones incorrectas y no refutarlas, e incluso escuchar expresiones contrarrevolucionarias y no informar sobre ellas, tomándolas tranquilamente como si nada hubiera pasado. Este es el sexto tipo.

Al hallarse entre las masas, no hacer propaganda ni agitación, no hablar en sus reuniones, no investigar ni hacerles preguntas, sino permanecer indiferente a ellas, sin mostrar la menor preocupación por su bienestar, olvidando que se es comunista y comportándose como una persona cualquiera. Este es el séptimo tipo.

No indignarse al ver que alguien perjudica los intereses de las masas, ni disuadirlo, ni impedir su acción, ni razonar con él, sino dejarle hacer. Este es el octavo tipo.

Trabajar descuidadamente, sin plan ni orientación definidos; cumplir sólo con las formalidades y pasar los días vegetando: "mientras sea monje, tocaré la campana". Este es el noveno tipo.
Considerar que se ha rendido grandes servicios a la revolución y darse aires de veterano; desdeñar las tareas pequeñas pero no estar a la altura de las grandes; ser negligente en el trabajo y flojo en el estudio. Este es el décimo tipo.

Tener conciencia de los propios errores pero no intentar corregirlos, tomando una actitud liberal para consigo mismo. Este es el undécimo tipo.

Podrían citarse otros tipos más, pero los once descritos son los principales.
Todas éstas son manifestaciones de liberalismo.

En una colectividad revolucionaria, el liberalismo es extremadamente perjudicial. Es una especie de corrosivo, que deshace la unidad, debilita la cohesión, causa apatía y crea disensiones. Priva a las filas revolucionarias de su organización compacta y de su estricta disciplina, impide la aplicación cabal de su política y aleja a las organizaciones del Partido de las masas que éste dirige. Se trata de una tendencia sumamente perniciosa.

El liberalismo proviene del egoísmo de la pequeña burguesía; éste coloca los intereses personales en primer plano y relega los intereses de la revolución al segundo, engendrando así el liberalismo en los terrenos ideológico, político y organizativo.

Los adictos al liberalismo consideran los principios del marxismo como dogmas abstractos. Aprueban el marxismo, pero no están dispuestos a practicarlo o a practicarlo cabalmente; no están dispuestos a sustituir su liberalismo por el marxismo Tienen su marxismo y también su liberalismo hablan del marxismo pero practican el liberalismo el marxismo es para los demás y el liberalismo para ellos, mismos. Llevan ambos en su bagaje y encuentran aplicación para uno y otro. Así es como funciona el cerebro de cierta gente.

El liberalismo constituye una manifestación de oportunismo y es radicalmente opuesto al marxismo. Es negativo y, objetivamente, hace el juego al enemigo. De ahí que éste se alegre si en nuestras filas persiste el liberalismo. Por ser tal su naturaleza, no debe haber lugar para el liberalismo en las filas revolucionarias.
Debemos emplear el espíritu marxista, que es positivo, para superar el liberalismo, que es negativo. El comunista debe ser sincero y franco leal y activo, poner los intereses de la revolución por encima de su propia vida y subordinar sus intereses personales a los de 1a revolución; en todo momento y lugar ha de adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente contra todas las ideas y acciones incorrectas, a fin de consolidar la vida colectiva del Partido y la ligazón de éste con las masas ha de preocuparse más por el Partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí mismo. Sólo una persona así es digna de llamarse comunista.

Todos los comunistas leales, francos, activos y honrados deben unirse para combatir las tendencias liberales, que cierta gente tiene, y encauzar a ésta por el camino correcto. He aquí una de nuestras tareas en el frente ideológico.

sábado, 17 de noviembre de 2007

JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI Y LA REVOLUCIÓN RUSA

“El revolucionario es en todo momento un apóstol y un soldado; pero ante todo y sobre todo, es un sabio”
Henri Barbusse
Cuando los cañonazos del crucero “Aurora” anunciaron al mundo el advenimiento de un nuevo orden social basado en el Poder de los Soviets en la antigua Rusia de los Zares, José Carlos Mariátegui tenía 23 años. Poseía ya la disposición del apóstol y la firmeza del soldado; pero en sus reflexiones, apuntaba la presencia de un sabio.

Nacido un 14 de junio de 1894, vinculado al trabajo periodístico prácticamente desde su adolescencia, y acucioso indagador de la situación mundial, el joven colaborador de “El Tiempo”, supo de los acontecimientos de Petrogrado y Moscú a través del teletipo.

La noticia, en efecto, había alcanzado proporciones excepcionales cuando los diarios de Lima dieron la información referida al surgimiento de un nuevo Poder y al establecimiento de un orden social distinto marcado por el ascenso de obreros y campesino al escenario de lejano país que se conocía como la tierra de Nicolás Gogol, León Tolstoi o Catalina La Grande, donde Napoleón -hacia ya muchos años- había perdido la más espectacular guerra de su historia.
Los sucesos del Gran Octubre sorprendieron en buena medida al mundo. Pero, sobre todo, dejaron sin argumentos a los desinformados que sólo procuraban encontrar razones para consolarse por la derrota del régimen opresor

Que los comentaristas occidentales conocían bien poco de la vida rusa, lo testimonia de manera transparente un influyente diario francés de la época –Le Matin- que, en su edición del 9 de noviembre de 1917 consideraba el hecho como un simple episodio y aseguraba muy orondo a sus lectores:

“Según opinión de expertos competentes del Ministerio de Asuntos Extranjeros, la toma del poder en Rusia por los llamados bolcheviques, no es más que un episodio pasajero. Su inevitable caída en un futuro próximo es considerada como un axioma en los círculos diplomáticos”
El “optimismo” de la prensa capitalista reflejaba sin duda la intención de los segmentos más poderosos de la sociedad europea. Sus predicciones referidas al colapso inminente de la experiencia socialista, no se cumplieron en los plazos que ellos esperaban y tuvieron que esperar 80 años para que, en efecto, fuera depuesto el régimen soviético y la URSS dejara de existir legando a la posteridad muy ricos elementos para el debate político que sustentará las bases del socialismo en el siglo XXI.

En el Perú, pero también en América Latina, Rusia aún en ese tiempo era en buena medida una potencia desconocida, más bien enigmática. A la costa atlántica de nuestro continente, y como consecuencia de la crisis europea y la I Gran Guerra, habían comenzado a llegar emigrantes eslavos que pronto conformarían vigorosas colonias sobre todo en Uruguay y en Argentina. Pero en la antigua sede del virreinato, -“en esta mansa y desabrida tierra gobernada por el señor José Pardo” diría Mariátegui el 30 de diciembre de 1917- Rusia seguía siendo simplemente una leyenda.

Las noticias de la época en la Lima de ese año daban cuenta de un colapso político en Rusia donde se había desmoronado primero el antiguo Poder Autocrático y luego caído el régimen en manos de los “maximalistas” o “los bolsheviquis” liderados por “Lenine”.
Los patriarcas limeños de entonces no alcanzaban a comprender la naturaleza del fenómeno que tenían ante sus ojos, y pronto adjudicarían a su influencia el descontento social y la protesta obrera que tronaba ya en el verbo radical y anarquista de los primeros activistas sindicales entre los que brillaban con luz propia Carlos Barba y Delfín Lévano, Nicolás Gutarra y algunos más, como lo anotara César Lévano en un ponderado estudio publicado en torno al tema con motivo del 60 aniversario de la Revolución Socialista de Octubre

Eran ciertamente los años de la lucha por la Jornada de las 8 horas, la formación de las organizaciones sindicales, el surgimiento de la prédica tronante de González Prada; los años de las primeras huelgas obreras, las manifestaciones callejeras y la crisis de dominación que comenzaba a arder en nuestro suelo. En ese escenario, como se recuerda, fue que Mariátegui, “nauseado de la política criolla”, se había orientado “resueltamente hacia el socialismo”.
Que eso ocurriera, y precisamente en esas fechas, lo confirma no sólo el recuerdo autobiográfico de Mariátegui, bastante conocido por cierto; pero también el afilado lance periodístico sostenido por el Amauta con Luís Miro Quesada cuando el diario “El Comercio” diera cuenta del sorpresivo advenimiento de los “bolsheviquis peruanos”

Bien podría decirse entonces que aquí se entrelazaron las cosas, que la prédica que asomaba en el horizonte, sumada a la descomposición social apremiante, abrió los ojos a las nuevas generaciones para que otearan de un modo distinto el panorama. Al frente de ellas, el joven Mariátegui inauguraba un nuevo modo de hacer política. La dignificaba, tornándola revolucionaria.

En el propósito de mostrar la relación fluida entre la experiencia del Gran Octubre y el aporte de Mariátegui al pensamiento socialista, hay que considerar distintos elementos del debate: el gran acontecimiento ruso, la imagen que el Amauta tuviera respecto a Vladimir Ilich Lenin, la lucha por afirmar el nuevo orden socialista, los problemas internos del Partido Soviético en los años más complejos de la entre guerra y, finalmente, la afirmación del ideal socialista, que subyace en el corazón y en la conciencia de millones de hombres en todos los confines del planeta.
EL GRAN ACONTECIMIENTO RUSOLa Revolución de Octubre fue la expresión más alta de la lucha de los pueblos a lo largo del siglo XX- Objetivamente, inauguró una nueva etapa de la historia y asomó como la piedra angular de un nuevo escenario que, con avances y retrocesos, habrá finalmente de imponerse acabando para siempre con la opresión, la injusticia y la miseria. Tomando la esencia del fenómeno, Mariátegui diría un poco más tarde, en noviembre de 1921: “Con la Revolución Rusa, ha comenzado la Revolución Social”. Y es que fue esa luz, sin duda, la que alumbró el camino del Amauta y lo elevó a la categoría del primer marxista de América.
En 1918, como se recuerda, José Carlos Mariátegui buscó tener su propio órgano de expresión. Luego de una experiencia temprana -la publicación de la revista “Nuestra Epoca”, que sólo consiguió editar en dos ocasiones, resolvió crear una trinchera obrera, y dio nacimiento al periódico “La Razón”, el primer órgano de orientación socialista en el Perú y una de las primeras tribunas proletarias de nuestro continente.

Fue a partir de esa experiencia que Mariátegui dio un paso decisivo en su vida, y pasó a tomar contacto con los trabajadores. Los ayudó a organizarse sindicalmente, alentó sus luchas, promovió huelgas y jornadas de clase, se vinculó al movimiento estudiantil y al combate por la reforma universitaria y buscó consolidar sus relaciones con el pensamiento avanzado y con la Inteligencia progresista, en la idea de forjar una vanguardia solvente y madura. Años después, ella lo ayudaría a dar nacimiento a su revista “Amauta”.

Sorprendido por el Golpe de Estado del 4 de julio de 1919, ejecutado por las camarillas militares entonces dominantes en colusión con Augusto B. Leguía, Mariátegui tomó distancia de los nuevos actores de la política peruana; pero se vio forzado a emigrar presionado por la nueva dictadura, en lo que se consideraría entonces una suerte de “exilio diplomático”. Fue el 8 de octubre de 1919 cuando Mariátegui inició su periplo por el viejo continente en busca de experiencias que afirmaran el derrotero que ya había escogido en el Perú.

Es bueno recordar, en efecto, que Mariátegui no encontró su vocación socialista en Europa, sino la afirmó allí. Su convicción ya había surgido en nuestra tierra, al calor del proceso peruano y en el concierto del debate nacional. La estancia europea fue en realidad una oportunidad excepcional para confirmar lo que ya llevaba en su conciencia. Y así ocurrió.

Y Mariátegui lo suscribiría más tarde diciendo: “Lo que existe en mi ahora, existía embrionaria y larvadamente cuando yo veinte años”. La experiencia europea, entonces, no alteró la opción que había elegido desde el Perú. Simplemente la vigorizó, la dio consistencia y fuerza, porque le abrió los ojos a fenómenos nuevos ligados al proceso revolucionario mundial.

Mariátegui viajó a Europa con una finalidad específica: analizar el nuevo escenario a partir de la experiencia victoriosa de la Revolución Rusa. Pero no fue a ciegas. Desde un inicio supo buscar las fuentes que requería para su formación y desarrollo político. Y por eso se ligó desde un inicio a los sectores avanzados de la sociedad. En Francia -la primera etapa de su estancia europea- tomó contacto con Romain Rolland y con Henri Barbusse, el célebre autor de “El Fuego”; pero pronto comprendió que era en Italia donde se fraguaba el nuevo escenario mundial.

Y es que en la Península colisionaban dos corrientes contrapuestas: la clase obrera en ascenso que luchaba para transformar la sociedad “como en Rusia”, y el Gran Capital, que alentaba desesperados mecanismos destinados a proteger y preservar sus privilegios y su esquema de dominación. Para ello, en el extremo, recurrió al fascismo. Estaba en su punto la célebre Ola Revolucionaria de los años 20, y que se había expresado en las acciones de lo más diversas como la Revolución Alemana de 1918, el surgimiento de la República Húngara de los Consejos de 1919, la Revolución Soviética de Eslovaquia, el gobierno de Stamboliinski en Bulgaria; las sublevaciones del Japón, Las barricadas de Hamburgo, la proclamación de la República Soviética de Baviera, os alzamientos populares en Letonia, Estonia y Lituania; la insurrección de Bialstok en Polonia y las grandes huelgas obreras en Inglaterra. Estados Unidos, Filipinas, La India y otros países.

Era, sin duda, una vigorosa ola de fuego que asomaba en el horizonte como un modo práctico de advertir a los explotadores el advenimiento de un tiempo nuevo, aquel en el que los intereses de los pueblos empezarían a jugar en un escenario grande, con perspectiva de Poder y objetivos revolucionarios.

Italia era en ese entonces el centro más importante y decisivo de las contradicciones políticas europeas del momento. La crisis amagaba a la vieja República que se desmoronaba desvencijada en medio de una corrupción creciente y un desorden social cada día más notorio. Los partidos tradicionales, incapaces de enfrentar la crisis y sin posibilidades de hallar caminos nuevos, vivían acosados por las hordas fascistas que pugnaban por hacerse del Poder para aplastar a los trabajadores por la fuerza preservando los grandes intereses del capital.

Y así ocurrió. Luego de algunos momentos de vacilación, la clase dominante terminó confiando su destino en la capacidad operativa de las huestes mussolinianas que, con sus camisas negras, alentaban la violencia irracional contra el proletariado insurgente.

La experiencia italiana fue ciertamente decisiva para el joven Mariátegui. No fue casual, el hecho que dedicara a ella 46 artículos que años después fueran recogidos en un libro titulado precisamente “Cartas de Italia”. Estos fueron publicados en Lima por el diario El Tiempo entre julio de 1920 y abril de 1922 y aluden a la crisis europea, a la descomposición de la sociedad italiana, pero también a la repercusión que había suscitado en Europa la Revolución Rusa. Pero para tener una idea más precisa de su rica experiencia bajo el cielo itálico, hay que sumar a estos valiosos textos, las agudas reflexiones del Amauta recogidas en La Escena Contemporánea y la Historia de la Crisis Mundial, obras capitales del pensador peruano. Acucioso en la investigación de la obra mariateguiana, sin embargo, Estuardo Núñez apunta: “sus mejores aciertos sobre aspectos de la vida italiana, han de encontrarse en su libro El Alma Matinal”. .

El Amauta, sin embargo, no se limitó a conocer y estudiar la realidad europea. Buscó, como lo admitiría después “concertarse” con otros amigos peruanos “para la acción socialista”.
Y así fue, en efecto. Con el Cónsul peruano en Roma, Palmiro Machiavello, el médico Carlos Roe y su amigo César Falcón, integró la primera célula comunista, que tuvo sin embargo corta duración y que se disolvió algunos mases más tarde, no sin antes resolver solemnemente “encomendar a Mariátegui la tarea de fundar en el Perú una agrupación socialista Marxista que asumiera la responsabilidad de proyectar y estructurar el movimiento revolucionario peruano”.
Dos constantes, entonces: La Revolución Rusa como expresión concreta de su objetivo estratégico, y el proceso peruano, como tarea a abordar de manera concreta y práctica desde una óptica de clase en procura de una salida radical y profunda a nuestra quebrantada realidad.
Por eso, en su debate con el pensamiento reformista Mariátegui subrayaría siempre la importancia del Gran octubre como expresión emblemática de una nueva historia. “La Revolución rusa constituye, acéptenlo o no los reformistas, el acontecimiento dominante del socialismo contemporáneo. Es en ese acontecimiento, cuyo alcance histórico no se puede aún medir, donde hay que ir a buscar la nueva etapa marxista”, diría en el fragor de la polémica con el reformismo.

La quiebra del régimen socialista a fines del siglo pasado y la desaparición de la URSS, obligan en nuestro tiempo a recordar que el Amauta aseveraba que la Revolución Rusa, expresión culminante del marxismo teórico y práctico conserva también un vivo interés para los estudiosos.

Del análisis de esa experiencia, habrán de extraerse las conclusiones necesarias para caminar hacia delante con la seguridad que no somos los exponentes de una causa vencida. Sabremos superar errores y confirmar principios como una manera de afirmar lo que Tomás Borge llama “el optimismo histórico” A él nos debemos, en definitiva, porque nutre nuestras expectativas y esperanzas, y porque abre caminos en las circunstancias más complejas, cuando desde el campo enemigo se proclama con soberbia el triunfo del “pensamiento único” es decir, la verdad adocenada y pérfida que incuba el Imperio, y mediante la cual busca justificar sus políticas de opresión y de guerra a expensas del hambre y la miseria de los pueblos.

LENIN. EL HOMBRE TERSO Y SENCILLO

La personalidad de Lenin fue decisiva para que Mariátegui asumiera una actitud definida ante la Revolución Rusa. Como suele ocurrir con los grandes acontecimientos de la historia y las figuras señeras de la misma, se produjo aquí una suerte de simbiosis metafórica entre el suceso y el hombre. Nadie podría, en efecto, distinguir a la Revolución Rusa sin Lenin; y nadie tampoco podía entender al líder de los bolcheviques sin comprender el profundo proceso social que conmovía Rusia.

La figura de Lenin –diría Mariategui en la revista Variedades en septiembre de 1923 “está nimbada de leyenda, de mito y de fábula. Se mueve sobre un escenario lejano que, como todos los escenarios rusos, es un poco fantástico y un poco aladinesco. Posee las sugestiones y atributos misteriosos de los hombres y las cosas eslavas”. “El nombre de Lenin, añadiría en la misma circunstancia “había adquirido timbres mitológicos”.

Pero Mariátegui presenta a Lenin de una manera fluida y directa. “Lenin –dice- no es un tipo místico, un tipo sacerdotal, ni un tipo hierático. Es un hombre terso, sencillo, cristalino, actual, moderno”.

Lenin -insistiría luego- “es un revolucionario sin desconfianzas, sin vacilaciones, sin grimas. Pero no es un político rígido ni inmóvil. Es, antes bien, un político ágil, flexible, dinámico, que revisa, corrige y rectifica sagaz y continuamente su obra. Que la adapta y la condiciona a la marcha de la historia”.

Entre julio de 1928 y junio de 1929, Mariátegui escribe un conjunto de artículos en las revistas “Mundial” y “Variedades”, que luego se publicarán en Amauta y finalmente en un libro propio titulado “Defensa del Marxismo”. Allí Mariategui rebate con solvencia marxista el pensamiento y la práctica de la social democracia -sucesora histórica del menchevismo- polemizando con Henri De Man a quien considera un reformista desengañado por las decepciones de una guerra que destrozaron su fe socialista. “Lenin –dice- aparece, incontestablemente, en nuestra época como el restaurador mas enérgico y fecundo del pensamiento marxista” asegura en su réplica a De Man

Cinco dìas después de la muerte del líder bolchevique, Mariátegui publica una sentida nota en la revista “Variedades” y ese mismo día diserta sobre la personalidad del fundador del Estado Soviético y su obra en el local de los Motoristas y Conductores de Lima como parte de sus lecciones en las Universidades Populares González Prada.
Poco después, en marzo de 1925, en la revista “Claridad” recoge nuevamente sus ideas básicas en torno a Lenin.

“El proletariado revolucionario ha perdido al más grande de sus conductores y de sus líderes. Al que con mayor eficacia, con mayor acierto y con mayor capacidad ha servido la causa de los trabajadores, de los explotados, de los oprimidos. Ninguna vida ha sido tan fecunda para el proletariado revolucionario como la vida de Lenin. El líder ruso poseía una extraordinaria inteligencia, una extensa cultura, una voluntad poderosa y un espíritu abnegado y austero. A estas cualidades se unía una facultad asombrosa para percibir hondamente el curso de la historia y para adaptar a él la actividad revolucionaria. Esta facultad genial, esta aptitud singular, no abandonó nunca a Lenin”.

LA CONSTRUCCIÓN DEL SOCIALISMO

Mariátegui fue consciente que el socialismo no era el resultado de un acto ni la consecuencia de un gesto revolucionario. Era la culminación de un proceso largo y difícil en el que se ponían a prueba las fuerzas más apreciables de una clase -el proletariado- en procura de forjar un nuevo porvenir

La lucha por el socialismo, insistía el Amauta ·”eleva a los obreros que con extrema energía y absoluta convicción toman parte en ella, a un ascetismo, al cual es totalmente ridículo echar en cara su credo materialista en el nombre de una moral de teorizantes y filósofos”.
Para el proletariado en lucha resulta decisiva -en efecto- la formación de una nueva moral -moral de productores, por cierto- radicalmente distinta y distante de la moral burguesa sustentada en la opresión social y el trabajo asalariado. Esa moral no habrá de surgir espontáneamente, sino formarse en la lucha de clases. “Para que el proletariado cumpla, en el progreso moral, con su misión histórica, es necesario que adquiera conciencia previa de su interés de clase”, sostiene con firmeza. Por eso, añade, “el trabajador indiferente a la lucha de clases, contento con su tenor de vida, satisfecho de su bienestar material, podrá llegar a una mediocre moral burguesa, pero no alcanzara jamás a elevarse a una ética socialista”.
Y esa ética, ciertamente, resulta esencial para que la clase obrera se halle en condiciones de impulsar un profundo proceso de cambios en la estructura de producción. Sobre todo en una sociedad en crisis profunda como la nuestra, cuando se han invertido los valores y han desaparecido del escenario político valores esenciales.

Para Mariategui tuvo una enorme importancia la aplicación de los planes y programas de la Rusia Soviética en cada una de las áreas de la actividad humana. Era consciente que en allí se jugaba en buena medida la suerte del proceso mundial y el destino mismo de los trabajadores, y sabía con certeza que la empresa de organizar el primer Gran Estado Socialista constituía un reto descomunal, que no podría lograrse “con el acuerdo de la unanimidad más uno, sin debates ni conflictos violentos” Ellos resultaban inevitables de el marco concreto de la aguda confrontación entre dos sistemas sociales distintos que chocaban a partir de concepciones opuestas en las más singulares materias .

Los contrastes sufridos por el naciente Estado Soviético en los primeros años de la Revolución, no amilanaron a Mariátegui, que nunca bajo la bandera de su admiración por la experiencia rusa. El Amauta no dudó del socialismo cuando los primeros grandes retos: la constitución del primer gobierno revolucionario ruso, las negociaciones de paz por separado con Alemania que dieran como resultado el Tratado de Brest, la liquidación de las fórmulas económicas del llamado “comunismo de guerra” y su cambio por la NEP, las desdichadas secuelas de la Guerra Civil y el ataque de 14 naciones contra el socialismo naciente, la concentración del Poder en las manos exclusivas de los bolcheviques, el surgimiento de contradicciones en el interior del estado Mayor de la política rusa.

En todas esas circunstancias, en las que más de un intelectual vaciló, Mariátegui se mantuvo enhiesto. Allí donde otros tomaron distancia, asustados por la profundidad de los cambios o la radicalidad de las medidas adoptadas por los revolucionarios, o porque no quisieron malquistarse con sus burguesías locales con las que preferían convivir en paz; Mariátegui reafirmó siempre su concepción revolucionaria y su práctica internacionalista, puestas a prueba en cada circunstancia. Y es que era consciente de que “no se trataba, por el momento, de establecer el socialismo en el mundo, sino de realizarlo en una nación que, aunque es una nación de ciento treinta millones de habitantes que se desbordaban sobre dos continentes, no deja de constituir por eso, geográfica e históricamente, una unidad”

De ahí su identificación plena con el socialismo, sin reservas cobardes, su lucha inquebrantable en defensa de la URSS y de su política de paz, su interés definido por preservar la unidad de los revolucionarios en torno a los principios que encarnaba, con todas sus consecuencias, la Revolución de Octubre

N es casual, entonces, que hasta el fin de sus días Mariátegui haya tenido presente en su memoria y en su recuerdo, esa experiencia que no pudo conocer personalmente. Entre sus últimos escritos estuvieron, en efecto, dos notas de gran valor. La primera, publicada en “Mundial” el 1 de marzo de 1930, titulada “Movilización antisoviética”, alude al recrudecimiento de la ofensiva reaccionaria de prensa contra la URSS bajo la batuta del Imperialismo: y la segunda, comentando críticamente tres libros de Panait Istrati contra la Unión Soviética, escritos bajo el influjo de gentes no identificadas, publicado en “Variedades” el 12 de marzo de 1930.

Hay que recordar, en efecto, que Mariátegui cayo definitivamente enfermo ocho días más tarde, el 20 de marzo de ese año, y no volvió a levantarse, falleciendo el 16 de abril de ese año.
LOS PROBLEMAS INTERNOS DEL PARTIDO SOVIÉTICOHay que ser muy ponderado cuando se aborda el tema de los problemas internos que afectaron la unidad del Partido Comunista Bolchevique de la URSS, en ese entonces, y sobre todo cuando se trata de precisar la posición de Mariátegui en torno a ellos.

No sólo porque se trataba en ese entonces de problemas surgidos en el interior del Estado Mayor de la Revolución Mundial; sino también porque quienes representaban una u otra tendencia no eran revolucionarios improvisados ni advenedizos. Se trataba de personalidades de un enorme caudal político, de invalorable experiencia, y de un valor probado en mil contiendas. La descalificación de unos y la exaltación de otros -con los elementos que tenemos hoy- no podría hacerse entonces sin un claro e inequívoco sentido de justicia.

Hay que considerar, en segundo lugar, que en esa época el nivel de las comunicaciones humanas no era igual a nuestro tiempo. Muchas cosas no se sabían, o se conocían tarde. Otras eran simplemente ignoradas como un tributo natural a la distancia y a la precariedad de los medios informativos de la época. Lis libros no estaban fácilmente en manos de los interesados y los problemas del idioma, que imponían traducciones, retrasaban el conocimiento de los hechos. Mariategui lamenta, por ejemplo, no tener en su poder el libro de Trotski “1917”, en el que éste hace revelaciones dolorosas referidas a la conducta anterior de miembros del Comité Central del Partido, exponiendo hechos que bien podrían descalificarlos.

En tercer lugar, si bien la crisis al interior del Partido Comunista Bolchevique de la URSS tenía antecedentes, ellos eran poco conocidos en el exterior. En los años de Lenin se sabía, en grandes líneas que existía, por ejemplo, un grupo denominado “Centralismo democrático”, que resistía algunas concepciones leninistas, liderado por Sapronov, Osinski y Smirnov; y una “oposición Obrera”, conducida por Shliapnikov y Alejandra Kollantay, pero se tenían informaciones vagas en torno a la lucha de facciones o a las crisis existentes en el seno del Partido. También era público que Trotski tenía una dilatada historia no bolchevique e incluso anti bolchevque ciertamente observable y discutible. Y que Zinoviev y Kamenev no habían hecho gala de consecuencia revolucionaria en los días decisivos de Octubre. Y que Stalin y quienes habían estado presos con él en las cárceles del zarismo, conservaban puntos de vista propios, y críticos, en torno a “Las Tesis de abril”, por ejemplo.

Acontecimientos cruciales, como la composición del nuevo gobierno soviético a partir de 1917, el aislamiento de los bolcheviques con relación a los otros partidos existentes en Rusia, la agresión de 14 naciones, el Tratado de Paz con Alemania y la firma de los acuerdos de Brest; fueron todos elementos que hicieron crujir la estructura del partido y del país y que generaron debates políticos de gran envergadura en todos los niveles de la sociedad. Pero en ningún caso cuajó la ruptura.

Y es que lo común era admitir la primacía de Lenin. Era una personalidad indiscutida. Se incubaba entonces la idea que si bien los otros líderes tenían diferencias, ellas se limarían al fragor del accionar revolucionario del pueblo soviético. Eso, finalmente, no llegó a confirmarse.
¿Cómo evolucionó la crisis en el seno del Partido mientras Mariátegui estuvo vivo? Veamos:
El X Congreso del Partido, en marzo de 1921, marcó un viraje en la política general. Se abandonaron las tesis del llamado “Comunismo de Guerra” y se abrió campo a la denominada “Nueva Política Económica”, que era ciertamente una rectificación del modelo y un cambio de estilo en el manejo de la vida soviética. La NEP concedió a los campesinos derechos que antes le había negado y admitió para los pequeños y medianos productores, concesiones que no tenían. Le tesis central de la propuesta esbozada por Lenin en esa circunstancia era que la clase obrera debía edificar el socialismo en unión obligatoria con el campesinado, cuyos derechos debían ser respetados. La NEP implicaba una rectificación de política sobre todo en materia económica porque el país estaba al borde del descalabro. La resistencia interna, la agresión exterior y las enormes dificultades del atraso, generaron una situación casi sin salida, que obligó a Lenin y a los suyos a plantear un repliegue. Esa fue su esencia.

Pero ese repliegue, no fue “táctico”, circunstancial, ni momentáneo. Fue un retroceso para reiniciar la marcha en nuevas condiciones. Fue un nuevo derrotero. Y así se entendió en casi todos los ambientes revolucionarios de la época, que comprendieron que lo fundamental era salvar el proceso revolucionario ruso puesto ante una encrucijada compleja. Mariátegui lo comprendió de ese modo y justificó ese viraje en sus escritos. En noviembre de 1921, en su columna de “El Tiempo” el Amauta reconoció, en efecto que Rusia “atravesaba una hora amarga y dramática” y que requería de la solidaridad urgente del proletariado universal. Fue esa crisis la que impuso el cambio de rumbo en la política soviética. El hambre extremo de diez millones de personas terminó con las utopías, las falsas ilusiones y los dogmas formales, y la Nueva Política Económica se tornó apremiante.

En ese mismo Congreso, Lenin obtuvo una victoria resonante: la eliminación de fracciones al interior del Partido. Fue la lucha central contra la llamada “Oposición obrera” y otros grupos que amagaban la unidad de la vanguardia proletaria imponiendo discusiones y debates que lucían interminables. Los revolucionarios de la época cuentan que, en efecto, Lenin ingresó al edificio donde se realizaba el Congreso y se encontró con que éste no había comenzado porque cada una de las “fracciones” se hallaba reunida en una sala diferente. Dispuso que esa situación terminara, convocó a todos y les demostró que esa era una situación que no podía continuar.

En abril de 1922 se celebró el XI Congreso, el último al que concurrió Lenin y en el que fue elevado a la categoría de Secretario del Partido José Stalin. Hay que subrayar, sin embargo que, en ese entonces ese cargo no tenía la connotación política que adquirió después. Era simplemente una suerte de Secretario del Comité Central, es decir, un depositario de la coordinación de las opiniones y acciones de los distintos dirigentes y núcleos de trabajo del Partido. El Poder omnímodo vino después.

Fue real la desconfianza que Lenin mostró hacia Satín y la intención que tuvo de hacerlo remover de su función. Pero el documento en torno al tema fue “reservado” y se manejo sólo en círculos muy cerrados por la dirección partidaria. Incluso en 1934, en el llamado “Congreso de los Vencedores” -el célebre XVII Congreso- no se desplegó un debate abierto en torno al tema. Para los comunistas de otros países esos documentos siguieron siendo simplemente inexistentes por muchos años. Con seguridad, Mariátegui nunca lo conoció

Y es que la crisis era relativamente “interna” y se manejó con discreción y cautela sobre todo en un inicio. Trascendía, sin embargo, la existencia de pugnas entre el núcleo dirigente del Partido, por un lado y Leon Trotski y los suyos. Pero en ese entonces, no era una lucha de grupos, sino de posiciones. “La Vieja Guardia Bolchevique” aparecía acosada por una suerte de revolucionarios más jóvenes que se dejaban influir por la oratoria de Trotski quien, por lo demás, era un brillante expositor y polemista. Esa “vieja guardia” se alineaba en torno a Stalin porque era el representativo del Comité Central.

Ante los observadores, mucho tenía que ver el estilo de los revolucionarios. Quizá incluso más que las posiciones de los mismos. ;Mariátegui, por ejemplo se embelesa con las habilidades polémicas de Zinoviev y con sorna dice: “Periódicamente, un discurso o una carta de Gregorio Zinoviev, saca de quicio a la burguesía. Cuando Zinoviev no escribe ninguna proclama, los burgueses nostálgicos de su prosa, se encaran de inventarle una o dos”.

Cuando Mariátegui quiso caracterizar a Zinoviev dijo de él que era “un formidable fabricante de panfletos”, “un polemista orgánico”, pero por sobre todo “un depositario de la doctrina de Lenin, un continuador de su obra”. Por eso celebró el que haya recibido el encargo de organizar la Tercera Internacional.

Probablemente no supo Mariátegui en ese momento que Zinoviev quedó muy impresionado con la visita de Haya de la Torre a Rusia, Y con la propuesta que éste le hizo para conformar una suerte de Alianza Revolucionaria Americana de corte antiimperialista. Creyó que esa era la versión latinoamericana del Kuo Ming Tang, visto en esos años con gran simpatía en Moscú. El aval de Zinoviev regocijó a Haya, que buscó extender su influencia desacreditando, al mismo tiempo, las tesis de Mariátegui respecto a la formación de un Partido que represente los intereses de clase del proletariado. Para Haya, en efecto, el APRA podría ser una suerte de “Kuo Ming Tang latinoamericano” con gran apoyo exterior. Pero esa alegría le duró poco.

En 1928 el panfletario Zinoviev fue desplazado de la IC y en el VI Congreso asomó como el nuevo hombre fuerte Nicolai Bujarin que levantó consignas distintas. Y Bujarin, por encima de sus coincidencias puntuales con Zinoviev para hacer frente a Stalin, representaba otra línea para la construcción del socialismo.

La crisis interna del Partido Soviético, que se proyectó como una sombra sobre el Buró de la Internacional Comunista desató preocupaciones sobre todo entre los Partidos Comunistas de Europa. Es bien conocido el hecho que, por iniciativa de Antonio Gramsci, el Partido Comunista Italiano dirigió en 1927 una carta de gran importancia al Partido Comunista Soviético en torno a la materia. Allí, le dijo entre otros conceptos, los siguientes:

“Los comunistas italianos y todos los trabajadores conscientes de nuestro país han seguido siempre con la mayor atención vuestras discusiones. En vísperas de cada congreso y de cada conferencia del P.C.R. hemos estado siempre seguros de que, a pesar de la aspereza de las polémicas, la unidad del Partido no se hallaba en peligro; aún más, estábamos seguros de que al alcanzar una superior homogeneidad ideológica y orgánica, a través de tales discusiones, el Partido estaría mejor preparado y dotado para superar las múltiples dificultades inherentes al ejercicio del poder en un Estado obrero. Hoy, en vísperas de vuestra XV Conferencia no tenemos la misma seguridad que en el pasado; nos sentimos irresistiblemente angustiados; nos parece que la actual postura del bloque de las oposiciones y la dureza de las polémicas en el P.C. de la URSS exigen la intervención de los partidos hermanos”.

¿Conoció Mariátegui este documento? Lo más probable es que no lo hubiera conocido. En un inicio, tuvo el carácter de “documento interno”. Italia vivía ya en ese entonces bajo el dominio del fascismo. El Partido Comunista estaba ilegalizado y era ferozmente reprimido. La propaganda Mussoliniana hubiera usado muy bien el amago de una contradicción entre los comunistas y empujado una crisis interna en el seno del PCI alentando diferencias reales o ficticias. Gramsci, por lo demás, fue detenido poco más tarde, y permaneció durante 11 años en la cárcel de Ustica, de donde llegó a salir apenas para morir en 1937. Su correspondencia y documentos de trabajo fueron celosamente guardados y sólo se conocieron después de la II Gran Guerra. Pero aún así, sin ninguna duda, Mariátegui habría aprobado la exhortación a los comunistas soviéticos para que se salvara la unidad del Partido:

“Camaradas, en estos nueve años de historia mundial habéis sido el elemento organizador y propulsor de las fuerzas revolucionarias de todos los países; la misión que habéis desempeñado no tiene precedentes en toda la historia del género humano que puedan comparársele por su amplitud y profundidad. Pero hoy estáis destruyendo vuestra propia obra, estáis degradando y corréis el riesgo de anular el papel dirigente que el Partido Comunista de la URSS había conquistado bajo el impulso de Lenin; nos parece que la violenta pasión de las cuestiones rusas os hace perder de vista los aspectos internacionales de las propias cuestiones rusas, os hace olvidar que vuestros deberes de militantes rusos pueden y deben ser realizados sólo en el marco de los intereses del proletariado internacional.”.

Estando en vida Mariátegui, la crisis del Partido Comunista Soviético se mantuvo, sin embargo, en términos orgánicos, es decir, no rebasó finalmente la estructura partidaria, ni se manifestó en el escenario jurídico del Estado, salvo en el caso de León Trostki, con quien las diferencias de antaño se volvieron a poner en evidencia, sobre todo a partir de 1924.

Este fue un año clave para la revolución. El 21 de enero, en un sanatorio de las afueras de Moscú, falleció Lenin victima de una embolia cerebral que lo había inhabilitado desde antes. Su desaparición física generó no sólo un hondo pesar afectivo y político. También desencadenó la tormenta que se venía anunciando. Trotski hizo conocer en octubre de 1923 su propia plataforma y su programa específico y buscó levantar su imagen tomando distancia de la vieja guardia bolchevique. Esta, la declaró la guerra.

Que eran públicas las diferencias de estilo entre los dirigentes soviéticos, lo reveló el desarrollo de los acontecimientos. Y Mariátegui pudo reparar eso y exponerlo de manera abierta. Trotski –dijo en 1924- “no es sólo un protagonista, sino también un filósofo, un historiador y un crítico de la revolución”. Lo ve polemizando sobre temas de arte y cultura, internándose por la conjetura del pensamiento abstracto, filosofando sobre Occidente y el porvenir de la humanidad; pero al mismo tiempo lo divisa arengando al ejército rojo y asumiendo tareas de conductor y comisario. Pero aún en esa función le anota posturas tolstoyanas

Cuatro artículos referidos a Trotski nos legó la pluma mariateguista: el de abril de 1924, al que hemos aludido, un segundo de enero de 1925, un tercero de febrero de 1928 y el último un año más tarde, del 23 de febrero de 1929 en el que comenta el exilio de Trotski.

En cada uno de estos artículos Mariátegui va siguiendo con interés y preocupación el controvertido signo de Trotski. Refiere, en efecto, que nunca la caída de un ministro tuvo en el mundo una resonancia tan extensa. Alude allí a su separación del gobierno, ocurrida en 1924, luego del XIII Congreso del Partido y el V Congreso de la IC, eventos ambos en los que sus tesis fueron ampliamente derrotadas por una coalición en la que sumaban fuerzas Stalin, Zinoviev, Kamenev, Bujarin y otros.

La crisis se hizo más profunda después, cuando los diez años de la Revolución Rusa. Como se recuerda, en la circunstancia el disidente convocó un mitin en la Plaza Roja, distinto y separado de los actos conmemorativos oficiales del Partido. La concentración fracasó, pero Trotski fue allí expulsado del Partido aunque ya en ese entonces estaba aliado con Zinoviev y Kamenev.
Mariátegui comenta el hecho no sin rebatir las especulaciones de la prensa burguesa en torno a ellos: “la crítica contrarrevolucionaria, tantas veces defraudada por los acontecimientos rusos, se entretiene ya con pronosticar la inminente caída del régimen sovietista a consecuencia de su desgarramiento intestino. Los más avisados y prudentes de sus escritores prefieren conformarse con la esperanza de que la política de Stalin y el partido representen simple y llanamente la marcha hacia el capitalismo y sus instituciones. Pero basta una rápida ojeada a la situación rusa para convencerse de que las expectativas interesadas de la burguesía occidental no son esta vez más solventes que en los días de Kolchak y Wrangel”.

Explicándose el sentido de las diferencias, Mariàtegui admite: “La revolución rusa, que como toda gran revolución histórica, avanza por una trocha difícil que se va abriendo ella misma con su impulso, no conoce hasta ahora días fáciles ni ociosos. Es la obra de hombres heroicos y excepcionales y, por este mismo hecho, no ha sido posible sino con una máxima y tremenda tensión creadora. El Partido bolchevique por tanto no es ni puede ser una apacible y unánime academia”. Más adelante, Mariátegui ensaya una explicación: Trotski, dice, representaba el espíritu más bien internacional y cosmopolita de la Revolución en tanto que Stalin encarnaba la conciencia eslava, más bien arraigada siempre al suelo ruso. Y anota perspicaz: “Por ahora, a solas con sus problemas, Rusia prefiere hombres más simples y puramente rusos”.

Poco después, en su escrito del 23 de febrero del 29 Mariátegui repite casi las mismas ideas, pero noticiado ya de la salida de Trotski de la URSS dice: “Ni Stalin ni Bujarin andan muy lejos de suscribir la mayor parte de los conceptos fundamentales de Trotski y sus adeptos. Las proposiciones, las soluciones trotskistas no tienen en cambio la misma solidez… el Trotskismo no sale de un radicalismo teórico que no logra condensarse en fórmulas concretas y precisas”. En este terreno, Stalin y la mayoría junto con la responsabilidad de la administración, poseen un sentido más real de las posibilidades”

Mariátegui murió en abril de 1930, y la crisis del Partido Bolchevique se desencadenó violentamente después. Aún en el XIV Congreso celebrado en junio de 1930, el Parido se mantuvo unido pese a las diferencias notables entre unos y otros dirigentes. Y eso incluso ocurrió en 1934, cuando se adoptó el II Plan Quinquenal. Pero el Comité Central electo en ese evento, fue finalmente diezmado por los Procesos de Moscú de 1936, 1937 y 1938. Allí se impuso la lógica del terror.

Es claro que resultaría una especulación ociosa detenerse a averiguar cuál habría sido la actitud de Mariátegui si hubiese conocido esos procesos. Lo primero que cabría advertir es que en ningún caso los habría conocido como los conocemos hoy. Los hubiera visto con los elementos de entonces, y no con los actuales, cuando se han publicado muchos materiales que hacen luz en torno a o que realmente fue una verdadera tragedia para el movimiento revolucionario mundial.
Asumamos frente a ella nuestra propia decisión, y no usemos a Mariátegui para ponerlo de nuestro lado o de algún otro, en temas que no pudo siquiera imaginar.

EL IDEAL SOCIALISTALo importante ahora es subrayar que pese a todas las adversidades, el ideal socialista subyace en la conciencia de millones de hombres y mujeres de todos los continentes. Incluso en la Rusia de hoy, la mayoría de la población no tiene empacho e reconocer que antes, en los años de la URSS, vivía mejor que ahora, cuando el capitalismo salvaje se ha entronizado en sus vidas. Si la situación aún n o cambia, eso no hay que atribuirlo sólo a la voluntad del pueblo. También a la fuerza hegemónica -por ahora- del imperialismo y por el sucio juego de las camarillas internas que, a la sombra de nuevos caudillos pusieron a su país a la cosa de la política de Washington. También, por cierto, a la falta de unidad de los revolucionarios de Rusia y de las otras repúblicas que integraron antes la URSS.

El socialismo, sin embargo, asoma como una alternativa real dado el carácter suicida de la política imperial. En América latina y en otros confines del planeta se habla ya del socialismo del siglo XXI, que surgirá, ciertamente a partir de la experiencia victoriosa de los pueblos. En nuestro continente, hay quienes dicen ahora que a los 90 años, la URSS renace, no como Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, sino como Unión de Repúblicas Socialistas del Sur. Pero para que eso sea cierto, tendrían que afirmarse los procesos que alumbran los caminos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, indepdendientemente del hecho que Cuba tiene asegurado el porvenir.

Aun es prematuro definir los rasgos del nuevo “modelo” socialista. Pero sì se puede asegurar que tendrá que afirmarse en la eliminación de la propiedad privada sobre los grandes medios de producción y en la supresión de la explotación humana como forma de acumulación de riqueza. A eso deberá añadirse el cambio de Clase en el Poder y el respeto escrupuloso por los derechos de los pueblos y las grandes mayorías, y la identificación del sistema con las necesidades fundamentales del hombre.

La forma y la circunstancia en la que el nuevo régimen socialista se afirmará en la conciencia humana constituyen todavía un reto para nuestro tiempo Pero la historia avanza pronto y los sueños de los hombres se tornan reales cuando la fuerza de los pueblos se afirma con lucha.
Por eso, el ideal socialista se mantiene enhiesto, y con él, las ideas de Mariátegui siguen vivas en el corazón de millones.

Lima, octubre del 2007


viernes, 16 de noviembre de 2007

Alan vende la Patria al mejor Postor

LA SUBASTA DEL PERRO FALDERO
Por Manuel Guerra
Esgrimiendo la infeliz comparación de “perro del hortelano” para referirse a quienes defendemos los recursos del país, el Presidente García pretende ahora subastar al Perú entero, profundizando el esquema primario exportador de nuestra economía.
La oferta va destinada a los inversionistas extranjeros, quienes, de prosperar el desenfreno vendepatria, se convertirán en propietarios de los bosques amazónicos, los recursos hídricos, las playas del litoral, las tierras de cultivo de la sierra, los recursos mineros y energéticos. Por supuesto que primero hay que despojar de su propiedad a las comunidades nativas y campesinas y poner contra la pared a los defensores del medio ambiente y a quienes postulamos un desarrollo independiente para el país.

Cuando el Sr. García señala que “esa es la apuesta del futuro, y lo único que nos hará progresar”, y que “eso tienen que hacerlo grandes capitales privados o internacionales que necesitan una seguridad de muy largo plazo para invertir miles de millones y para poder recuperar sus inversiones”, en realidad asume el viejo concepto de “desarrollo” que las clases dominantes han echado a andar a lo largo de la república: la exportación (saqueo) de las materias primas teniendo como base el concurso del capital extranjero en condiciones de subordinación. Lo nuevo es que esta vez el entreguismo pretende llevarse hasta sus últimas consecuencias, al amparo de la ofensiva ideológica neoliberal, que actúa como aplanadora para allanar el camino a la voracidad de las transnacionales.

Artificiosamente el Sr. García pretende responsabilizar del atraso del país a los comunistas, proteccionistas y medioambientalistas (que para él son la misma cosa), quienes, según sus palabras, se han opuesto siempre al capitalismo y al desarrollo nacional. Olvida el Sr. García que las clases dominantes desde los albores de la república demostraron no tener ni idea de lo que significa un proyecto nacional, que se mostraron incapaces de unificar e integrar al país, que se volvieron intermediarias obsecuentes del capital foráneo en lugar de promover un desarrollo independiente, y que ese capital se ubicó allí donde maximizaba sus ganancias, generalmente en las actividades extractivas y algunos enclaves, configurándose de este modo una economía atrasada, el asfixiante centralismo, y un Estado, ineficaz y corrupto, condenando a las grandes mayorías a la exclusión, la pobreza y el abandono. Este complejo desenvolvimiento del Perú contemporáneo, queda reducido a la nada por obra y gracia del facilismo con que el Sr. García trata a la historia y deforma la realidad para beneplácito de sus nuevos aliados.

Frente a la crisis agraria y la pobreza campesina el Sr. García señala que es incorrecto que el Estado se preocupe por otorgar créditos, asesorar la producción y el comercio o facilitar con fertilizantes, menos aun asumir medidas proteccionistas. La solución definitiva, según su propuesta, es una nueva reconcentración de la propiedad, es decir el latifundio redivivo.

Los avances tecnológicos para una explotación minera sin contaminación. Sería perfecto si junto a ello se dispondría el cambio de la legislación minera que permita un efectivo control sobre las empresas, no solo sobre en lo que protección al medio ambiente se refiere, sino también para eliminar las sobreganancias, regalías y exoneraciones tributarias con que actualmente cuentan; además de permitir la opinión de las poblaciones afectadas. Pero en la propuesta del Sr. García esto es una herejía. Porque el ceño fruncido y las poses de sastrecillo valiente que acostumbra cuando se dirige a los peruanos se convierten en sonrisa sumisa cuando se trata de las grandes empresas. Parece que el Sr. García no se ha dado una vuelta por La Oroya, uno de los lugares más contaminados del planeta, donde la empresa Doe Run goza de absoluta impunidad, o que desconoce el problema generado por Minera Yanacocha, permanentemente enfrentada a la población cajamarquina debido a la contaminación de sus aguas y tierras de cultivo, o que acepta de buen grado lo que hace Telefónica, empresa rapaz que esquilma permanentemente los bolsillos de los usuarios. ¿Por qué no empieza el Presidente a poner orden para acabar con esos abusos?

En su declaración de principios el Sr. García da vueltas una y otra vez a los mismos argumentos, como el perro amarrado a una estaca: solo vendiendo y enajenando el país a los grandes inversores alcanzaremos el desarrollo, mientras el Estado queda eximido de todas sus responsabilidades sociales. Y quienes no compartimos su vocación de mercachifle nos convertimos en poco menos que traidores a la patria.

Resulta simbólico que el Sr. García haya escogido a El Comercio, diario archienemigo del APRA primigenia, para dar cuenta de su conversión sin reservas al catecismo neoliberal. Lo positivo de todo esto es que haciendo a un lado la demagogia electoral, haya puesto su pensamiento al desnudo y se muestre tal cual es. A ello sin duda lo han obligado las presiones de los poderes fácticos, pero también el desarrollo del movimiento social que exige cambios. En este escenario que se polariza no hay lugar para medias tintas.

Cambio o continuismo es la contradicción que aflora en el Perú de hoy. García y la derecha representan el anclaje a una economía primario exportadora y el vasallaje a las transnacionales que saquean nuestros recursos, con sus secuelas de exclusión y autoritarismo. Quienes nos inscribimos en el cambio lo hacemos desde una posición de defensa de los intereses del país y de las grandes mayorías. Postulamos que las diversas potencialidades del país se articulen en un Proyecto Nacional de desarrollo independiente, basándonos en nuestras fuerzas y recursos, donde el capital extranjero juegue un papel suplementario y en condiciones ventajosas para el país; donde la educación, la ciencia y la tecnología se conviertan en pilares del desarrollo y permitan darle valor agregado a nuestros productos y se supere el esquema primario exportador; donde las actividades extractivas y el crecimiento de la industria guarden equilibrio con la preservación del medio ambiente; donde el centralismo dé paso al desarrollo de las regiones; donde se preserve y se potencie nuestro legado cultural, integrando a la diversidad que somos; donde el crecimiento económico esté orientado a satisfacer las necesidades de la población. Esta visión de desarrollo solo será posible con un Estado fuerte, que se apoye en la participación democrática de la población y que garantice la soberanía nacional y la integridad de nuestro territorio.

Y como el Sr. García nos acusa de no precisar con qué dinero se puede financiar un modelo de desarrollo independiente, le respondemos que podría empezar por evitar la fuga de capitales (alrededor de 3,200 millones de dólares anuales que las empresas extranjeras remiten al exterior por concepto de utilidades); detener la sangría a nuestra economía que significan los más de 8,000 millones de soles que salen del país por concepto de pago de la una deuda externa injusta e inmoral; controlar el manejo de los ahorros de los peruanos en manos de las AFP, que actualmente sirven para el financiamiento de los monopolios económicos; propiciar una reforma tributaria para que paguen más los que más tienen (impuestos directos), en lugar de cargar el peso de las contribuciones a los sectores de menores ingresos vía impuestos indirectos, como hoy sucede. No postulamos a la autarquía, pero la integración a la economía mundial no debe servir de pretexto para que se lesione la soberanía del país, ni para que se permita el saqueo de nuestros recursos, ni para que se alimente la voracidad de las transnacionales mientras nuestro pueblo sufre hambre y exclusión.

Esto no es demagogia Sr. García, es la aspiración de un pueblo cansado del atraso y la opresión, obra de esas clases dominantes a quienes usted hoy defiende y mueve alegremente la colita.

EL ARTÍCULO DE ALAN GARCÍA (I)

Por: Rolando Breña Pantoja

Independientemente del contenido concreto del artículo publicado en El Comercio por Alan García, podemos encontrar, entre otras, dos significaciones. Por un lado, ratificar su compromiso personal y el de su gobierno, sin lugar a dudas, en la continuidad y profundización del modelo neoliberal primario-exportador para la economía peruana.

Es, sobre todo, una notificación a los grandes inversionistas multinacionales para que tengan confianza en que no variarán las condiciones favorables a ellos ofrecidos, y que no tolerará cuestionamientos u oposiciones. Es ofrecer en venta al Perú, en las condiciones que el capital transnacional quiera, una entrega total de nuestro mercado a los productos importados sin arancel y la condena a todo intento serio de fortalecer y desarrollar el aparato productivo; es una política general de desnacionalización acelerada de lo que aún subsiste a duras penas.

Es una confesión sincera que arroja al tacho definitivamente cualquier expectativa que pudiera aún existir en las promesas electorales varias veces sepultadas, en el ”cambio responsable“ del cual no queda ni el recuerdo. Es una cruel burla a la “revolución social aprista” que todavía anida en militantes de base, siempre postergados frente a las urgencias y ambiciones del poder inmediato y de los privilegios. También es un reconocimiento forzado de la inseguridad, la debilidad, el desorden, la corrupción y el desgaste acelerado del gobierno, que obligan a que el propio Presidente pretenda poner algún remedio. Ya no son suficientes su representación parlamentaria, sus ministros, sus dirigentes partidarios, la prensa y la tv adictas, las grandes empresas nacionales y extranjeras, el aval de los organismos internacionales y el gobierno USA, su brazo sindical-gremial; es preciso poner en juego la figura presidencial, el prestigio y la autoridad de los que pueda aún disponer. Es posible que las apariciones periodísticas de Alan García puedan reforzar su unidad y/o identificación con los beneficiarios del modelo, con sus parlamentarios y su partido, con los medios, etc., pero es dudoso que pueda revertir la tendencia decreciente de aceptación en la población.


Su presencia periodística podría indicar también que pretenda mostrarse como un Presidente enérgico, decidido, que no teme salir al frente a luchar, convencido de lo que hace, para generar confianza. Pero estas tácticas no siempre dan resultados cuando las cosas ya avanzaron mucho. Y cuando fracasan, son doblemente peligrosas: deterioran más al gobierno y al gobernante, y el afán de salvarse puede empujarlo al autoritarismo y a la dictadura.Respecto de la ”Jornada Nacional de Protesta“ del jueves 8, es obvio que la convocatoria a una “Marcha por la Paz y la defensa de la democracia” hecha por Mauricio Mulder es un grave error táctico y una provocación que podrían cobrar factura mas tarde.

Forsur, mercantilización de la reconstrucción del Sur

Tres meses después del sismo, el sur continúa en escombros



Así están las cosas. A 90 días de ocurrido el terremoto de la costa central del Perú, la tarea de remoción de escombros que iba a durar tan solo 15 días, según afirmó el propio presidente Alan García, todavía no concluye. El Congreso está reestructurando el directorio de FORSUR reduciendo el número de empresarios porque no quisieron saber más de éste asunto.

También separa a los alcaldes provinciales a quienes Julio Favre acusa de boicoteadores; y, mientras tanto autoridades y burócratas se lanzan la gran bola de la reconstrucción del sur, sin que nadie quiera dar el pitazo inicial del partido de la reconstrucción.La población damnificada, cansada de esperar la buena voluntad del gobierno, demandan la desactivación de FORSUR y anuncian la realización de un paro en las localidades devastadas para el 23 de noviembre, como anunció Eusebio Valdez Salcedo, presidente de la Coordinadora Ciudadana de Damnificados de Ica.

Dice que lo boicotean
Favre, denunció que existe un boicot permanente por parte de las autoridades elegidas de las zonas de desastre, porque quieren manejar el dinero de la reconstrucción sin rendir cuentas.El hombre de Atahuampa la emprendió contra el alcalde provincial de Cañete, Javier Alvarado. “El adujo que los alcaldes provinciales podrían hacer con la plata lo que ellos les daba la gana sin ningún control y eso es lo que no aceptamos”, expresó.

No obstante, las críticas a la gestión de Favre continúan. Ahora se sumó la congresista Mercedes Cabanillas, quien le pidió no hacerse la víctima y le exigió resultados sobre la tarea que el presidente García y el APRA le han encomendado.Precisamente, Favre tendrá que acudir a rendir cuentas en breve a la Comisión de Vivienda y Construcción del Congreso, que ayer acordó por mayoría reducir de 19 a 10 el número de integrantes de su directorio.

La pregunta es ¿una vez reestructurado FORSUR, podrá ejecutar la labor de restablecer las ciudades afectadas por el terremoto? “FORSUR es un sistema de coordinación, y no se hace una reconstrucción únicamente coordinando” afirmó categórico Rudecindo Vega, ex ministro de Vivienda y Construcción. “Lo que se necesita en Pisco, en el sur del Perú, es una autoridad firme, con capacidades ejecutivas y con capacidades operativas”, apuntó. La pelota está en la cancha del gobierno.
Susana Grados DíazRedacción