
Nos dirigimos a los que se dicen señores del mundo. No queremos ni pedimos su permiso para romper alambrados y sembrar flores y sueños. No les hablaremos palabras dudosas. Estamos en lucha por la tierra.
El “desarrollo y la modernidad” avanzan sobre el mundo y abren heridas. En su nombre son otorgadas leyes que colocan en peligro la humanidad. Contra el desierto verde y la desesperanza rompimos el silencio y denunciamos el polvo sobre el sueño y la cárcel de las flores. Su modernidad es la de la oscuridad y del hambre, por eso no nos sirve. No se atrevan señores a dar un sólo paso adelante.
La manipulación asesina de la biogenética, las monoculturas, el agrocombustible y el agronegocio atentan contra la soberanía alimentaria y la posibilidad de un mundo ecológicamente correcto y socialmente justo. No permitiremos la destrucción de la humanidad. Sepan señores, no aceptaremos que asesinen nuestros hijos y hijas sea por la violencia o por falta de comida.
En este día de las madres reafirmamos nuestra determinación en transformar el campo en un espacio de esperanza, de alegría y más que todo, de lucha. En nuestro proyecto, todas las personas tienen derecho a una vida digna, a mejores condiciones de vida, al aroma y perfume de las flores. Queremos transformar el mundo para que sea más justo e igualitario. Y que sean respetados todos los sujetos que de él hacen parte.
Seguiremos sembrando la inquietud revolucionaria, por justicia social y por soberanía popular. Esta es nuestra misión, y así deberá ser para todas las madres perseguidas por la violencia.
A todas las madres del mundo sólo nos queda la organización y la lucha. Luchemos incansablemente contra el sistema neoliberal que transforma los alimentos, el agua, la tierra, los conocimientos de los pueblos y el cuerpo de las mujeres en mercancías.
Ha llegado el tiempo de exigir justicia y castigo para los responsables por la explotación, la violencia, el genocidio, las matanzas. Ha llegado el tiempo de edificar nuevos paisajes, nuevos hombres y nuevas mujeres.
Ha llegado el tiempo de vislumbrar el nuevo horizonte. Estamos de pie, vigilantes y esculpiendo noche y día la fertilidad y la rebeldía que nace de las entrañas de la Madre-Tierra.
¡Viva la madre tierra. Para que vivan las madres de la tierra!.
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