sábado, 15 de noviembre de 2008

¿OBAMA REVOLUCIÓN?

Por Rolando Breña Pantoja

Muchas colectividades, principalmente en tiempos de crisis, de incertidumbre, cuando algunos de los elementos fundamentales de su realidad se desmoronan o parecen desmoronarse, no pocas veces alteran patrones de conducta tradicionales, poniendo sus expectativas en el encuentro o la llegada de un salvador o un Mesías, hasta lo fabrican a la medida de sus necesidades y búsqueda de remedios.


Algo así parece suceder con Obama y su victoria electoral. Dentro y fuera de EE.UU. se desatan algarabías y esperanzas, que riñen muchas veces con las verdaderas condiciones y perspectivas de su gobierno y las propias estructuras sociales, económicas y políticas de EE.UU. La "Obamanía", de la que nos hablan los medios, obedece más a un sentimiento de esperanza y cambio que a una real posibilidad de su concreción. Es que, lo diremos otra vez, los tiempos hacen que las gentes, incluso de países de economía avanzada, busquen creer, crean que las cosas pueden cambiar; aunque muchas de esas ilusiones se deshagan luego, para continuar en lo mismo.


¿Qué puede revolucionar Obama? Puede ser, lo dijimos en nota anterior, en lo racial y la consiguiente movilidad social de la población afroestadounidense que puede traducirse en un mayor espacio de su presencia.


Pero, ¿qué más? ¿Política internacional? Al lado de algunas formas de diálogo posible con quienes jamás quiso hacerlo Bush y ciertas modificaciones en zonas de conflicto, no pueden esperarse cambios radicales en su afán de hegemonía mundial y la presencia de sus Fuerzas Armadas en cualquier lugar aun cuando no sean bienvenidas. Las vigas maestras de la política exterior de EE.UU. están trazadas y ni republicanos ni demócratas lo pondrán en cuestión.


¿Y qué esperaría América Latina? Numerosos especialistas aprecian que con los graves problemas internos y los delicados conflictos internacionales en Asia y Europa, entre otros, quedaría poco espacio para nosotros; salvo para enfrentar gobiernos que no son de su simpatía. Sin embargo, necesita reforzar su presencia e influencia en nuestros países, no sólo para contrarrestar el "ejemplo" de gobiernos y países como Venezuela y Bolivia, sino para que otros no puedan escapar de su esfera de influencia.

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