miércoles, 16 de abril de 2008

Una victoria histórica para los trabajadores

Chávez renacionaliza SIDOR

A las 1.22 am hora de Venezuela el miércoles, abril 9, el vicepresidente venezolano Ramón Carrizales anunció la decisión del presidente Chávez de renacionalizar la gigantesca planta siderúrgica SIDOR, situada en el sur del estado Bolívar. La decisión se tomó cuando el grupo multinacional argentino-italiano, Techint (que posee la mayoría de las acciones de SIDOR) se negó a hacer concesiones a los trabajadores en el convenio colectivo de trabajo.


Los trabajadores de SIDOR han luchado durante más de 15 meses por la mejora de los salarios, y las condiciones de salud y seguridad en el convenio de negociación colectiva. Los principales puntos de controversia son los siguientes: 1) aumento del salario, donde la empresa ofrecía muy poco y quería retrasar cualquier nuevo aumento salarial hasta dentro de 30 meses, 2) el tema de la subcontratación, donde los trabajadores exigen que todos los trabajadores subcontratados (9.000 de un total de 15.000) deben incorporarse como planta permanente, y 3) que debe haber un aumento sustancial de las pensiones de los trabajadores jubilados, que actualmente reciben por debajo del salario mínimo.


SIDOR fue privatizada en 1997 bajo el gobierno de Rafael Caldera, cuando el ex-guerrillero Teodoro Petkoff (en la actualidad un destacado líder de la oposición de derecha) era el encargado de las privatizaciones. SIDOR es ahora propiedad de la multinacional argentino-italiana Techint, que ha hecho muchos millones de ganancias respaldada sobre la masiva sobreexplotación de los trabajadores, y que se ha traducido en un notable aumento de muertes y accidentes en el trabajo.


José "Acarigua" Rodríguez, dirigente del Sindicato de Trabajadores de SUTISS, describe los diez años de privatización como de "humillación y malos tratos por parte de la multinacional, que ha indignado a los trabajadores y al país", y culpó a Techint de los 18 trabajadores que murieron en accidentes en la planta.Cuando Chávez hizo un llamamiento a la "nacionalización de todo lo que fue privatizado", en enero de 2007, los trabajadores respondieron con huelgas espontáneas y elevaron la bandera venezolana en las instalaciones de SIDOR.


Y comenzaron a exigir la nacionalización de SIDOR. Finalmente, después de muchas negociaciones y presiones del gobierno argentino de Kirchner se llegó a un acuerdo entre Techint y el gobierno venezolano. La empresa aceptó vender parte de la producción en el mercado nacional a precios preferenciales, a cambio de evitar la nacionalización. Pero este acuerdo no podía durar. A lo largo de los 15 meses de la negociación colectiva de trabajo la empresa ha mantenido una actitud de provocación.


Hasta que los trabajadores agotaron su paciencia y comenzaron una serie de paros en enero, febrero y marzo.¿Cuál fue la respuesta del Ministerio de Trabajo? En primer lugar trató de imponer un arbitraje obligatorio a los trabajadores. Luego, la Guardia Nacional fue enviada por el gobernador del Estado de Bolívar a reprimir brutalmente a los trabajadores el 14 de marzo, durante una huelga de 80 horas. Varios trabajadores fueron detenidos, incluido el líder sindical "Acarigua", y muchos resultaron heridos durante el ataque.


La Guardia Nacional actuó de una manera particularmente cruel, destrozando los automóviles de los trabajadores y otros bienes. Los trabajadores y las masas de toda la región respondieron con un claro instinto de clase. Organizaron piquetes y reuniones de la solidaridad, amenazaron con huelgas en otras plantas y empresas, etc.Este incidente es el más grave enfrentamiento entre los trabajadores y de la Guardia Nacional durante el gobierno de Chávez, incluso peor que cuando la policía bloqueó en Aragua a los trabajadores de Sanitarios Maracay que iban a participar en una marcha organizada por el Freteco (Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas Recuperadas y Cogestionadas) en Caracas.


Los trabajadores de Sidor denunciaron el hecho de que el comandante local de la Guardia Nacional se mantuvo en estrecho contacto con la dirección de la compañía y, básicamente, estaba actuando bajo sus órdenes. Aquí vemos uno de los más importantes desafíos que enfrenta la revolución venezolana. El viejo aparato de Estado, creado y perfeccionado durante 200 años para servir a los intereses de la clase dominante, aunque debilitado por la revolución, sigue básicamente intacto, y todavía tratar de servir a los mismos intereses.Como dijo un diputado bolivariano por Guyana: "Considero que estos abusos están muy alejados de los principios revolucionarios promovidos por el Presidente de la República." Este diputado, El Zabayar, quien defendió públicamente por la nacionalización de SIDOR explicó además que "hay sectores dentro del Estado que juegan al desgaste del gobierno, y utilizan a las autoridades gubernamentales para asumir una actitud pro-patronal".


Este es precisamente el problema: el aparato del Estado sigue siendo en gran parte el mism, y un Estado capitalista no puede utilizarse para llevar a cabo una revolución socialista.Incluso después de esta brutal represión, el Ministerio de Trabajo (que también jugó un papel terrible en la lucha Sanitarios Maracay), insistió en llamar a un referéndum de los trabajadores para que aceptaran la propuesta de la empresa. José Meléndez, otro dirigente de SUTISS, criticó duramente el papel del Ministerio: "Ellos nos acusan de ser causantes de problemas porque rechazamos su votación. Más de una vez hemos mostrado nuestro apoyo a la revolución, pero esto no significa que vamos a permitir al Ministro de Trabajo que siga una política contrarrevolucionaria y en contra de los trabajadores; lo que, a fin de cuentas, sólo beneficia a la derecha. " Y agregó: "El Ministro dice que estamos en contra del proceso, que somos contrarrevolucionarios, pero la verdad es que el que está dañando la reputación del presidente Chávez es el Ministro, el que está actuando a favor de la derecha es el Ministro, actuando como portavoz de la compañía".


Los trabajadores, correctamente, se mantuvieron unidos y se opusieron a esta votación, y organizaron su propia votación el 3 de Abril, con dos opciones: 1) aceptar la oferta de la empresa, 2) mandato al sindicato para continuar las conversaciones. La inmensa mayoría de los trabajadores rechazaron la oferta de SIDOR, con el voto en contra de 3.338 trabajadores y sólo 65 a favor.Luego, el 4 de abril, los trabajadores se declararon en huelga y marcharon de nuevo a la Universidad Bolivariana, en Bolívar, donde el presidente Chávez asistía a una ceremonia de graduación, y exigieron ser oídos. Como resultado de esta presión, el presidente Chávez intervino en un programa de TV en directo el 6 de abril, para dejar sentada su posición .


Entre otras cosas, recordó que los trabajadores de SIDOR y de otras industrias básicas de Guyana se opusieron al lock-out patronal del 2002, "aun cuando recibieron amenazas de muerte, e incluso cuando se cortó el suministro de gas desde Anaco, y marcharon a Anaco. Y se enfrentaron con la policía". Añadió que las condiciones de los trabajadores eran "horribles" y que "el gobierno revolucionario ha de exigir a cualquier empresa, nacional o multinacional, latinoamericana, de Rusia o de cualquier parte del mundo, que cumpla con las leyes venezolanas", refiriéndose a la ley aprobada el 1º de mayo del año pasado que prohíbe la subcontratación.


También anunció que había dado instrucciones al Vicepresidente Ramón Carrizales para que reuniera con el líder del SUTISS, Acarigua, y luego con la compañía para tratar de resolver la cuestión.Añadió que su gobierno "respeta el marxismo, las corrientes marxistas y el método marxista" y que es un gobierno "obrerista", y que "sabrá cómo tomar las medidas necesarias". Explicó que él siempre trata de "buscar un acuerdo, la negociación y así sucesivamente, pero en relación con SIDOR, a partir del día de ayer, yo dije ya basta". Chávez también añadió que su intervención fue el resultado de la visita que le hicieron los trabajadores de Sidor, que fueron a la reunión de graduación en Bolívar días antes, para conocer su opinión del conflicto. Señaló que tuvo duras palabras con el gobernador regional de Bolívar durante la represión de la Guardia Nacional en contra de los trabajadores, y que también había hablado con el comandante de la Guardia Nacional para recordarle las "vieja instrucciones para cuidar a los trabajadores".


Esta intervención de Chávez a través del vicepresidente, de hecho, fue una bofetada en la cara al gobernador regional y, sobre todo, al Ministro de Trabajo, José Rivero. Fue dejado a un lado y el gobierno se alineó claramente con los trabajadores. La empresa, que hasta ese momento había dicho que no iba a hablar con los trabajadores de nuevo, aceptó mantener una nueva reunión.Una reunión entre las tres partes de la empresa, el sindicato y el Vicepresidente se llevó a cabo el martes 8 de abril, en la que la compañía hizo concesiones menores. Justo después de la medianoche, el vicepresidente Carrizales, afirmó que la reunión no podía terminar sin un acuerdo, y pidió a la compañía, por última vez, si no estaba dispuesta a hacer una contraoferta final al sindicato sobre los salarios, y cuando la empresa se negó, insistió en que esta negativa constara en el acta de la reunión.


Luego salió, llamó el presidente Chávez ,y regresó a la reunión para anunciar la renacionalización de SIDOR.Miles de trabajadores, de inmediato, comenzaron a celebrar una victoria que ni siquiera creían que fuera posible. De hecho, la dirección del sindicato había declarado unas horas antes que, después de la firma del acuerdo de negociación colectiva, continuaría la campaña por la nacionalización de SIDOR.Este es otro punto de inflexión en la revolución venezolana y una clara indicación de la dirección que debería tomar. No se trata de una pequeña empresa en bancarrota tomada por el Estado, sino del único suministrador de acero del país y del cuarto mayor productor de acero de América Latina. Esta decisión puede provocar una reacción por parte de las multinacionales y también por parte del gobierno argentino, que en el pasado ha ejercido una enorme presión sobre Chávez en defensa de Techint.


La revolución venezolana y sus partidarios en el extranjero, en particular en la Argentina, deben estar preparados para resistir esta presión y lanzar una campaña en defensa de esta nacionalización. Los trabajadores de SIDOR deben tomar medidas inmediatas para poner en práctica el control obrero a fin de evitar que la compañía incurra en todo tipo de sabotajes, deben tomar las instalaciones, controlar las existencias y, sobre todo, deben proceder a abrir los libros de contabilidad de la empresa.La cuestión de la indemnización surgirá ahora. La empresa, probablemente, demandará una cantidad desorbitante de dinero.


La mejor forma de solucionar esto es precisamente con la apertura de los libros de contabilidad de la empresa. Si se calcula la cantidad de dinero que pagá la multinacional por la compra de Sidor (muy poco), las inversiones que ha hecho en la planta (muy pocas), y luego se deducen la ganancia que ha logrado en los últimos 10 años (muchísima), se puede llegar a la conclusión de que, en realidad, no tiene derecho a recibir compensación alguna.Más importante aún, esta nacionalización proviene principalmente como resultado de la presión de los trabajadores en lucha, que también fueron alentados por el reciente anuncio de Chávez de nacionalizar la producción de cemento del país. Esta es ahora una fuerza de trabajo despertada y movilizada que ahora demandará el control obrero. En anteriores nacionalizaciones, incluida la reciente de una planta de lácteos, Chávez ha insistido en que los trabajadores deben establecer "Consejos de Trabajadores" o "Consejos Socialistas".


Estos deben ser utilizados por los trabajadores y el sindicato SUTISS para el ejercicio del control y la gestión obrera. Como los trabajadores venezolanos saben muy bien, la nacionalización en sí misma no garantiza los intereses de los trabajadores y del pueblo venezolano. Después de todo, PDVSA fue durante más de 25 años una empresa de propiedad estatal, donde se desarrolló una burocracia enorme que respondía a los intereses de la oligarquía y de las petroleras multinacionales.Bolívar es una de las concentraciones más importantes de la clase obrera industrial en Venezuela, un factor decisivo en la revolución. La victoria de los trabajadores de SIDOR estimulará también a los trabajadores de otras industrias básicas de la región a seguir adelante y luchar por un control obrero democrático.


La renacionalización de SIDOR es otro paso adelante en la dirección correcta. En los últimos meses, la oligarquía ha intensificado su campaña de sabotaje contra la economía, en particular en el sector de la distribución de alimentos. Al mismo tiempo, el imperialismo ha aumentado sus provocaciones, amenaza con poner Venezuela en la lista de países que "albergan al terrorismo". Ahora es el momento de dar pasos decisivos hacia adelante en la nacionalización de las palancas fundamentales de la economía bajo el control democrático de los trabajadores y, por último, completar la revolución.

viernes, 11 de abril de 2008

LA UNIDAD QUE REQUERIMOS

Por M. Guerra

Si el neoliberalismo se ha impuesto sin mayores problemas en el país se debe, entre otras cosas, a que no ha encontrado una resistencia articulada por parte de los sectores populares. El derrumbe de Izquierda Unida en los 80, el violentismo de Sendero Luminoso, el colapso de la ex Unión Soviética y sus satélites, todo ello fue hábilmente aprovechado por el imperialismo y la derecha para desatar una ofensiva sin precedentes en el terreno de las ideas e imponer sus valores sustentados en el individualismo extremo. La fragmentación social y política resultante fue el terreno donde se impuso a rajatabla el capitalismo salvaje.


No es que durante este periodo no se luchara, pero se luchó a la defensiva, de manera dispersa, en condiciones de debilidad, sin una estrategia que colocara como eje la conquista de espacios de gobierno y poder, necesarios para llevar adelante una propuesta de desarrollo alternativa al neoliberalismo. Tanto durante el fujimorato como en el toledismo los sectores populares protagonizaron importantes medidas de lucha, Sin embargo las masas populares que sufrieron las consecuencias del neoliberalismo y mostraron su rechazo y aspiración al cambio, no tuvieron claridad respecto a las opciones políticas que representaban una salida, lo que significó una ventaja a la derecha que aprovechó para llevar adelante su proyecto continuista.


El segundo gobierno de García es también fruto de esta situación, aunque en circunstancias bastante diferentes. Su victoria se logró en medio del pánico de la derecha frente al ascenso de la candidatura de Ollanta Humala, quien había logrado canalizar las aspiraciones al cambio de vastos sectores de la población. El cierrafilas derechista alrededor del candidato aprista, la sucia campaña mediática contra el representante del nacionalismo, el fraude al que tuvieron que recurrir, no representaron sino recursos desesperados frente a la posibilidad real que pudieran ser desplazados del gobierno. Sin embargo es justo señalar que el manejo derechista fue facilitado también por las dificultades que atravesaba la oposición popular que no logró articular una propuesta unitaria con la solidez suficiente para conquistar una victoria decisiva.


Las jornadas de julio y noviembre del año pasado tuvieron la virtud de permitir una confluencia de los movimientos sociales y las organizaciones políticas que se inscriben en el cambio. En este proceso se organizó la Coordinadora Política y Social, espacio que después de muchos años integra a las organizaciones populares más representativas junto a los partidos y movimientos políticos que representan a las opciones de izquierda, democráticas y nacionalistas. La Coordinadora representa una conquista de suma importancia que hay que cuidar, ampliar y perfeccionar. Se ha avanzado en aprobar una propuesta programática y plataforma de lucha y en la participación unitaria en diversos escenarios de acción de masas y lucha política. La Coordinadora se viene construyendo en diversas bases y regiones, lo cual, junto al uso de métodos democráticos en su seno representa una garantía para su consolidación y conjurar el burocratismo.


La unidad lograda en la Coordinadora es un paso adelante, pero aun insuficiente en la tarea de lograr la gran unidad de nuestro pueblo para derrotar al neoliberalismo y realizar los cambios que el país reclama. En este sentido debemos concebir a la Coordinadora como el motor de una unidad mayor que debe plasmarse en la constitución de las asambleas de los pueblos del Perú. Las asambleas de los pueblos deben organizarse en todos los rincones del país, incorporando a las organizaciones gremiales y sindicales, a los frentes regionales, colegios profesionales, organizaciones de mujeres y juveniles, movimientos ecologistas, poblaciones étnicas, organizaciones políticas, personalidades e intelectuales, etc. La organización de las asambleas de los pueblos solo será efectiva si se pone en marcha la participación democrática de la población, su protagonismo en la toma de decisiones. Debe construirse de abajo hacia arriba, cerrándole el paso a la manipulación, al cuoteo, a la componenda en las alturas, métodos nefastos que tanto daño han hecho a las organizaciones populares


El reto consiste en construir la unidad que no se agote en la coyuntura, ni en las necesidades particulares. Hay que proyectar esta unidad hacia el futuro, consolidarla con la claridad y voluntad de llevar adelante las grandes transformaciones alternativas a las que implementan las clases dominantes.

lunes, 7 de abril de 2008

OCTAVO MANDAMIENTO: MENTIRÁS

Por: Eduardo Galeano

Una mentira
Hasta hace un rato nomás, los grandes medios nos regalaban, cada día, cifras alegres sobre la lucha internacional contra la pobreza. La pobreza se estaba batiendo en retirada, aunque los pobres, mal informados, no se enteraban de la buena noticia. Los burócratas mejor pagados del planeta están confesando, ahora, que los mal informados eran ellos.

El Banco Mundial ha dado a conocer la actualización de su International Comparison Program. En el trabajo participaron, junto al Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y otras instituciones filantrópicas.

Ahí los expertos corrigen algunos errorcitos de los informes anteriores.

Entre otras cosas, nos enteramos ahora de que los pobres más pobres del mundo, los llamados “indigentes”, suman quinientos millones más que los que aparecían en las estadísticas.

Además, nos desayunamos de que los países pobres son bastante más pobres de lo que los numeritos decían, y que su desgracia ha empeorado mientras el Banco Mundial les vendía la píldora de la felicidad del mercado libre.

Y por si todo eso fuera poco, resulta que la desigualdad universal entre pobres y ricos había sido mal medida, y en escala planetaria el abismo es todavía más hondo que el de Brasil, país injusto si los hay.

Otra mentira
Al mismo tiempo, un ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, en un trabajo conjunto con Linda Bilmes, investigó los costos de la guerra de Irak.

El presidente George W. Bush había anunciado que la guerra podría costar, como mucho, 50 mil millones de dólares, lo que a primera vista no parecía demasiado caro tratándose de la conquista de un país tan rico en petróleo. Eran números redondos, o más bien cuadrados. La carnicería de Irak lleva más de cinco años, y en este período los Estados Unidos han gastado un millón de millones de dólares matando civiles inocentes. Desde las nubes, las bombas matan sin saber a quién. Bajo la mortaja de humo, los muertos mueren sin saber por qué. Aquella cifra de Bush alcanza para financiar apenas un trimestre de crímenes y discursos. La cifra mentía, al servicio de esta guerra, nacida de una mentira, que mintiendo sigue.

Y otra mentira másCuando ya todo el mundo sabía que en Irak no había más armas de destrucción masiva que las que usaban sus invasores, la guerra continuó, aunque había olvidado sus pretextos.

Entonces, el 14 de diciembre del año 2005, los periodistas preguntaron cuántos iraquíes habían muerto en los dos primeros años de guerra.

Y el presidente Bush habló del tema por primera vez. Contestó:

–Unos treinta mil, más o menos.

Y a continuación hizo un chiste, confirmando su siempre oportuno sentido del humor, y los periodistas se rieron.

Al año siguiente, reiteró la cifra.

No aclaró que los treinta mil se referían a los civiles iraquíes cuya muerte había aparecido en los diarios. La cifra real era mucho mayor, como él bien sabía, porque la mayoría de las muertes no se publica, y bien sabía también que entre las víctimas había muchos viejos y niños.

Esa fue la única información proporcionada por el gobierno de los Estados Unidos sobre la práctica del tiro al blanco contra los civiles iraquíes. El país invasor sólo lleva la cuenta, detallada, de sus soldados caídos. Los demás son enemigos, o daños colaterales, que no merecen ser contados. Y, en todo caso, contar los resultaría peligroso: esa montaña de cadáveres podría causar mala impresión.

Y una verdad

Bush vivía sus primeros tiempos en la presidencia cuando el 27 de julio del año 2001 preguntó a sus compatriotas:

–¿Pueden ustedes imaginar un país que no fuera capaz de cultivar alimentos suficientes para alimentar a su población? Sería una nación expuesta a presiones internacionales. Sería una nación vulnerable. Y por eso, cuando hablamos de la agricultura americana, en realidad hablamos de una cuestión de seguridad nacional.

Esa vez, el presidente no mintió. El estaba defendiendo los fabulosos subsidios que protegen el campo de su país. “Agricultura americana” significaba, y significa nada más que “Agricultura de los Estados Unidos”.

Sin embargo, es México, otro país americano, el que mejor ilustra sus acertados conceptos. Desde que firmó el tratado de libre comercio con Estados Unidos, México no cultiva alimentos suficientes para las necesidades de su población, es una nación expuesta a presiones internacionales y es una nación vulnerable, cuya seguridad nacional corre grave peligro:

- actualmente, México compra a los Estados Unidos 10 mil millones de dólares de alimentos que podría producir;

- los subsidios proteccionistas hacen imposible la competencia;

- al paso que vamos, de aquí a poco las tortillas mexicanas seguirán siguen siendo mexicanas por las bocas que las comen, pero no por el maíz que las hace, importado, subsidiado y transgénico;

- el tratado había prometido prosperidad comercial, pero la carne humana, campesinos arruinados que emigran, es el principal producto mexicano de exportación.

Hay países que saben defenderse. Son pocos. Por eso son ricos. Hay otros países entrenados para trabajar por su propia perdición. Son casi todos los demás

COLOMBIA UN CONFLICTO DE NUNCA ACABAR ¿POR QUÉ?

Por Segundo Mendoza Díaz

De manera interesada y mayoritariamente la prensa colombiana distorsiona la realidad, respecto al conflicto armado, convirtiéndose en vocera del régimen uribista que representa a la derecha más recalcitrante y a los intereses del imperialismo norteamericano. En eso, se parece mucho al gobierno aprista, no olvidemos lo dicho por Alan García, a raíz del paro agrario (donde fueron asesinados hermanos campesinos) – “…que no tiemble la mano a ningún policía (para usar su arma), porque lo respalda la ley, la constitución y sobre todo el presidente de la república”. Por lo mencionado, preocuparnos por Colombia es conocer e interesarnos por la verdad. La Juventud Comunista del Perú Patria Roja (JotaCé), difundirá, a partir de la fecha, una serie de artículos que informarán y analizarán esta difícil situación que afecta a la mayoría de hermanos colombianos.


El problema colombiano es histórico y político y éste tiene que ver con la lucha por la democratización real, la reforma agraria y la búsqueda de un país más justo. Se remonta a muchos años atrás; pero es a partir de 1948, con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, que cobra mayor ferocidad. Cada pico de violencia ha tenido como contexto y detonante la implementación de políticas que recortaban derechos de los trabajadores e incrementaban el entreguismo del país a los dictados de las potencias capitalistas, principalmente, norteamericana. Así ocurrió, con la imposición, a sangre y fuego, de un conjunto de políticas neoliberales a inicios de los 90, con el nombre de apertura económica.


Para entender el conflicto conozcamos algunos de los principales hechos de violencia sistemática ejercida, por el estado colombiano: 1948, asesinato de Jorge E. Gaitán; 1963, suspensión de licencia al semanario “Voz Proletaria”; 1964, gigantesca operación militar, denominada “Marquetalia”, con el objetivo de recuperar, para el estado, una remota región ubicada entre el sur del Tolima y el norte del Huila, conocida con el nombre de Marquetalia y acabar con un núcleo de “Autodefensa Campesina” dirigida por “Manuel Marulanda Vélez”, el ejército ocupó la zona pero no pudo liquidarlos, entre otras cosas porque recibió solidaridad de la población y de personalidades mundiales como Jean Paul Sartre, el grupo de autodefensa es proscrito y obligado a la clandestinidad, así nacen las mundialmente conocidas Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC); mediados de 1970, fueron asesinados varios líderes de la Unión Nacional de Oposición (UNO) y del Frente Democrático; 1978, fueron dinamitadas las oficinas del semanario “Voz”, asesinato del periodista Manuel Cepeda Vargas; 1984, primeras desapariciones forzadas contra la Unión Patriótica (UP), organización democrática y progresista legal surgida en 1980 como una convergencia de fuerzas políticas, a raíz del proceso de negociación, entre el gobierno de Belisario Betancur y el Estado Mayor de las FARC, el nacimiento de ésta organización fue el mejor esfuerzo político que se haya hecho hasta hoy para dar solución al conflicto armado; 1985, la “Operación Cóndor”, auspiciada por el gobierno yanqui y que se extendió a lo largo de América Latina, y en 1986 el “Baile del Rojo”, el plan más espantoso que se haya visto en la historia de Colombia que literalmente exterminó a la dirigencia de la UP; 1987 Y 1990, asesinato de los candidatos presidenciales de la UP Jaime Pardo Leal y Bernardo Jaramillo Ossa respectivamente; 1994, un equipo mixto del ejército y los paramilitares asesinan al último parlamentario de la UP, Manuel Cepeda Vargas. Según versión de los sobrevivientes de la UP, el número de muertos pasó de 5000.


Pero la cadena de crímenes en Colombia, cometidos contra organizaciones progresistas, no es cosa del pasado, continúan con Uribe y con mayor saña e hipocresía, aprovechando que la sociedad colombiana ha sido bombardeada con las mentiras de la prensa oficial. Según la Corporación Reiniciar y la Comisión Colombiana de Juristas, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez han sido asesinados 136 miembros de la UP y del Partido Comunista Colombiano, otros 38 han sido desaparecido y 28 más sobrevivieron a atentados personales, además de miles de campesinos y estudiantes y desplazados. En este contexto nada garantiza que no se repita el exterminio que se hizo contra la Unión patriótica.


Un factor de agravamiento del conflicto es la intromisión norteamericana, que con el pretexto de combatir al narcotráfico han asentado bases militares en el vecino país para reforzar su pretensión de convertir en una verdadera colonia yanqui a toda Latinoamérica. El narcotráfico es un problema; pero, el gobierno no tiene la menor intención de combatirlo porque es la fuente de financiamiento de los paramilitares y de un gran sector de la derecha colombiana, tanto es así que existen investigaciones periodísticas serias que involucran a Álvaro Uribe con el otrora capo de la droga, Pablo Escobar. Estas condiciones y los antecedentes mencionados impiden el fin de la violencia política.


Queda demostrado, entonces, que el conflicto colombiano es un problema político por ende la salida tiene que ser de este carácter y sin la ingerencia yanqui, como proponen distintos gobiernos y personalidades del mundo y también la “Comisión de los notables” quienes contemplan como primera medida, el intercambio humanitario bilateral y recíproco. El conflicto no se solucionará dando una casa, un empleo, etc. a los guerrilleros que se reincorporen a la vida “democrática”, ni con la fuerza militar sino, y principalmente, con las urgentes transformaciones sociales y económicas en favor de las grandes mayorías explotadas y excluidas, así como tener la voluntad política para reconocer que la guerrilla es una fuerza beligerante y no un grupo de delincuentes como afirma, el guerrerista y proyanqui, Álvaro Uribe.


Las organizaciones y personalidades democráticas y revolucionarias, de cualquier parte del planeta, que apreciamos la vida y la paz con justicia social, estamos en la obligación de realizar una campaña activa de solidaridad para apoyar la salida política negociada a este conflicto que ha costado ya muchas vidas, fundamentalmente por la intransigencia de la derecha colombiana. Reconocemos el papel que está jugando el presidente Hugo Chávez, en la atención a un problema humano.


Desde la Juventud Comunista del Perú (JotaCé) nuestro aprecio militante a los camaradas del Partido Comunista Colombiano y de la Juventud Comunista (JUCO), y a todas las organizaciones y personas que luchan por una Colombia en paz, pero justa y soberana. ¡No queremos y no nos da la gana, ser una colonia norteamericana! ¡Si queremos y si nos da la gana América Latina libre y soberana!

“ROMA LOCUTA, CAUSA FINITA” (ROMA HA HABLADO, EL ASUNTO ESTÁ TERMINADO)

Por Rolando Breña Pantoja

Parece que a su Eminencia, el Cardenal Cipriani, nuestro caluroso verano le ha alucinado como moderno profeta y boca de Roma, perpetrando una tremenda filípica (sin las dotes de Demóstenes) contra el marxismo. Utilizando un púlpito de Semana Santa, en lugar de predicar paz y buena convivencia, se dedicó a lanzar diatribas al marxismo con ínfulas de palabra final. Veamos algunas de sus ocurrencias:

“El marxismo ha hecho mucho daño a la humanidad y ha fracasado...”. Cipriani debería ahondar en la historia del cristianismo en sus distintas corrientes y sabrá (sabe) el inconmensurable daño que las jerarquías clericales han hecho al desarrollo de la humanidad y la dignidad de las personas. Deberá recordar con “examen de conciencia y dolor de corazón” lo que hicieron con Vesalio, Copérnico, Bufón, Galileo, Vanini, Bruno, Servet, y tantos perseguidos, encarcelados, torturados, quemados. Recordar su complicidad con la esclavitud de la raza negra, con las concepciones de inferioridad de los nativos americanos; el homicidio institucionalizado de la “Inquisición”; las guerras religiosas y el reparto del mundo y la humanidad por el Papado; su participación y complicidad con modernos genocidas y dictadores como Hitler, Franco, Pinochet o Fujimori (de quien el Cardenal fue una especie de brazo espiritual). No olvidará los obispos y curas pedófilos que salen a luz; la persecución de sacerdotes que pretenden llevar la religión a los pueblos, como el emblemático y admirable Gustavo Gutiérrez.

¿El marxismo ha fracasado? Quizá Monseñor tenga alguna razón. Pero no en el sentido que el marxismo haya fracasado, sino los marxistas, que aún no hemos podido concretar el sueño de construir un mundo más justo y solidario, habiendo sufrido importantes derrotas. Pero seguimos en el camino, golpeados, disminuidos, pero siempre optimistas. Pensamos en Mariátegui que evoca a Sorel, al recordar que los socialistas siempre se levantan después de cada caída, que no tienen aún la respuesta, pero saben que la encontrarán. “Esa utopía que nos vendió el marxismo”. – El marxismo no vende ni se vende. Es una ideología que pretende interpretar el mundo y transformarlo en beneficio de la humanidad y la naturaleza. La Iglesia sí vende y compra. Todo tiene precio: Bautismo, Confirmación, Misas. Hasta lotizó el cielo a través de la venta de “indulgencias”, tan groseramente que produjo su cisma más importante con Lutero. – El Cardenal... “envió un saludo de fortaleza a todas las familias peruanas que atraviesan momentos difíciles...”. Qué fácil es “pedir fortaleza” desde la comodidad y el lujo, teniendo el estómago asegurado con deliciosos manjares, morando en inmuebles confortabilísimos, vistiendo finas telas, desplazándose en autos de lujo, bañado en delicadas colonias.

SERVÍ A MI PATRIA

Por: Manuel Guerra

Con esta frase que gritaba a los cuatro vientos mientras era conducido por la policía después de su captura, Jesús Sosa Saavedra pretendía justificar las muchas muertes y torturas que cometió durante su desempeño como ejecutor en el contexto de la guerra sucia que las fuerzas armadas, con el aval de los gobiernos de turno, implementaron en el país desde 1980 para combatir a la subversión.


Es la misma frase que han esgrimido Martin Rivas y los otros integrantes del Grupo Colina, los altos jefes militares y policiales involucrados en esta vorágine sangrienta donde la violación de los derechos humanos se convirtió en política de Estado, en procedimiento que dictaban los manuales de la “guerra clandestina”, en la aplicación de la doctrina contrainsurgente aprendida en la Escuela de las Américas, institución creada por el imperio norteamericano para estos fines, donde se graduaron más de 60,000 militares y policías de toda América Latina.

El periodista Ricardo Uceda en su libro Muerte en el Pentagonito recoge los resultados de una minuciosa investigación sobre la guerra sucia que se aplicó en el país entre 1982 y 1993 y da cuenta de manera cruda y objetiva cómo se procedía a los secuestros, a las torturas, a las ejecuciones a sangre fría, a los procedimientos macabros para desaparecer los cadáveres; actividades que fueron realizadas por grupos que operaban dentro de las estructuras de los servicios de inteligencia, y que no constituyeron hechos aislados, sino que fueron resultado de un plan sistemático que contaba con el soporte económico y logístico de las fuerzas armadas, con el conocimiento de sus mandos y con la impunidad que les garantizaba el poder político de turno. Porque esta guerra sucia que se ensañó sobre todo con los pobladores campesinos atravesó el segundo gobierno de Belaunde, el primer gobierno de Alan García y el régimen fujimorista, todos ellos comprometidos con crímenes de lesa humanidad.

Alberto Fujimori premió con asensos a los miembros del Grupo Colina y los felicitó por sus “servicios” prestados a la patria. Cuando sus fechorías se conocieron y el repudio ciudadano se hizo unánime, no quedó más remedio que hacer la pantomima de un juicio y condena en los tribunales militares para luego amnistiarlos y dejarlos en libertad, hecho que motivó la intervención de la Corte de San José que ordenó que fueran procesados nuevamente. Jesús Sosa es el último de los miembros del Grupo Colina en ser capturado, y como ya lo han hecho sus compinches repite el libreto de yo solo serví a mi país, soy un soldado que cumplía órdenes.
El reo Fujimori, procesado, entre otras cosas, por haber conocido y avalado las actividades del Grupo Colina, entre cuyos crímenes se encuentran la matanza de Barrios Altos y los crímenes de la Cantuta, siempre alardeó de ser el artífice de la derrota infringida a los grupos subversivos. Hay un denominador común en la línea de argumentación de Martin Rivas y Alberto Fujimori, ambos pretenden convencernos que sus actos sirvieron al país, que sin ellos el terrorismo no hubiera sido derrotado, que los muertos constituyeron el costo que había que pagar para salvar al país y a la democracia. Claro que ya en el banquillo de los acusados se cuidan mucho de asumir responsabilidad en los crímenes por los que podrían purgar largas condenas en la cárcel.
Jesús Sosa, alias kerosene, ha dicho también que Fujimori es inocente, que no sabía nada de lo que ellos hacían. Lo dice en medio del mega juicio que se le sigue al ex dictador y cuando abundan pruebas y testimonios que confirman lo contrario. César Nakasaki, abogado de Fujimori, ha advertido que el testimonio de Vladimiro Montesinos abonará asimismo en exculpar a su defendido. La complicidad, las negociaciones, el contubernio, el espíritu de cuerpo entre los criminales: con ello cuenta Nakasaki para desbaratar a la parte acusadora.

A esta gavilla de delincuentes hay aún sectores de la derecha que los consideran héroes que prestaron invalorables servicios a la patria y que ven como una tremenda injusticia que sean juzgados por sus delitos. Es la misma derecha que justifica el autogolpe del 5 de abril 1992 y que glorifica a su engendro más preciado: la espuria Constitución de 1993, instrumento necesario para legalizar el autoritarismo y la aplicación del modelo neoliberal en curso.